El empresario ruso Alexander Dmitrenko ha negado ser un contacto del president Carles Puigdemont con el Kremlin de Vladímir Putin y también carga contra aquellos que "se han inventado el relato de que soy un espía ruso". Así pues, ha argumentado los contactos que tuvo en su momento con el entorno de Puigdemont y con este mismo: "A Carles Puigdemont lo vi una vez en Ginebra cuando ya era eurodiputado y nada más. A él personalmente le han hablado de mí y por cortesía nos conocimos en una reunión de cinco minutos en una sala enorme de un hotel donde había hecho una ponencia y fue para decirle sólo 'hola qué tal'", asegura Dmitrenko en declaraciones a Aquí a Cuní de Ser Catalunya.

"Era más bien yo quien agobiaba al señor Alay"

Pero ha ido más allá para razonar los vínculos con el abogado Gonzalo Boye y el director de la oficina del president Puigdemont, Josep Lluís Alay. "Mi nombre aparece en las conversaciones con el señor Alay y el señor Boye. Hablaba con él porque el señor Boye fue mi abogado, él me ayudaba con mis problemas legales a posteriori, por mi contencioso con mi nacionalidad. Al señor Alay lo conocí a través de mi asociación empresarial, de varios contactos con la Generalitat, y me lo presentaron". Ahora, con todo el impacto mediático que está viviendo, asegura que "la relación con Alay se ha pervertido en los últimos tiempos. Si me llama, le cojo el teléfono; pero él no me llama". De hecho, admite que el interesado en el contacto era él y no al revés: "Al principio era más bien yo quien agobiaba al señor Alay, porque por mis negocios necesitaba un contacto con alguien de forma indirecta con la Generalitat".

"Yo no facilité contactos"

Dmitrenko admite estar harto de las noticias que circulan en los últimos días sobre su supuesto papel de espía ruso: "La verdad dominará al final y llegaremos a conocer la historia de las cosas. Se está pervirtiendo la realidad. Yo no facilité contactos". Y sobre los vínculos de Alay con Rusia, los desvincula totalmente del Kremlin y tan sólo los basa, por lo que él tiene conocimiento, con la prensa del país: "Sufro mucho porque a nadie le gusta ser utilizado. Hay indicios y llegan a ser pesados. Toda la manipulación de prensa llega a unos puntos insólitos y viene de los no independentistas y también de los independentistas".

Por eso, subraya que su objetivo es únicamente el mundo de los negocios: "Yo he conseguido el acuerdo de entendimiento entre la Cámara de San Petersburgo y la de Barcelona, es uno de mis éxitos personales. Con Joan Canadell, cuando era presidente, nos presentaron, hablamos, le expliqué que quería llevar temas con Rusia y nada más. Nunca, en absoluto, el señor Canadell fue receloso conmigo". Este empresario ruso, ahora, mira atrás y reitera: "Me arrepiento de esta relación, me han involucrado en cosas que no son. Ahora me siento más incómodo con ellos que antes, sencillamente es una cosa de imagen". Y por si no queda claro, insiste: "Nunca me dijeron que necesitaban la ayuda de Rusia. A mí no me consta que nadie pidiera por la ayuda de Putin desde el independentismo".

"Nunca me he expresado a favor de la independencia"

En sus motivaciones políticas, analiza la guerra en Ucrania y el independentismo catalán, temas por los cuales opta por no mojarse en exceso: "Yo, por ejemplo, nunca me he expresado a favor de la independencia de Catalunya, siempre me he expresado como un demócrata y creo que entre Catalunya y España puede haber un referéndum pactado si se negocia con el gobierno central, como en Escocia. Es una herramienta democrática y yo soy demócrata y si es inconstitucional, se olvida y punto. Pero de aquí a decir que soy independentista, lo siento, no lo soy".

Y de Ucrania: "No podemos permitir tener guerras. La que tenemos en Europa es una aberración total. Me llegan fragmentos de información y todavía no opino, porque prefiero no seguirlo tan de cerca. Es una confluencia de informaciones que me hacen daño psicológicamente. No podía imaginar que eso llegara a un volumen tan grande. Es una guerra civil, el pueblo ucraniano es hermano del ruso; yo soy medio ucraniano. No sé si el contexto histórico es una razón suficiente para empezar algo militar. Ucrania es Ucrania con un fuerte abrazo hacia Rusia. De Zelenski dudo mucho de cosas que hace, una persona como él no es la mejor solución para Ucrania, pues dar armas a la gente no es la mejor solución ni alargar la guerra. Si yo fuera él, iría directamente a las conversaciones de paz y a acabar la guerra lo más rápido posible". A Dmitrenko la única cosa que le preocupa son sus negocios, los cuales asegura que no se han visto afectados por ninguno de los dos casos, y centra sus esfuerzos en combatir una rusofobia que, según él, ya sufre desde antes de la guerra estallada el pasado 24 de febrero.