El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha recibido hoy una pitada descomunal en la Academia de Policía de Ávila, donde ha presidido el acto de jura de los nuevos agentes de la policía española. Según testigos presenciales, los pitidos se han producido en la grada de los espectadores, destinada a los familiares de los policías. Todo ha pasado después de que esta semana el presidente español, Pedro Sánchez, ha recordado el envío de antidisturbios a Catalunya durante el referéndum del 1-O y los ha definido con el nombre popular de "piolines", en alusión a que los alojaron en un barco en el puerto de Barcelona que mostraba estos dibujos animados. Esta expresión ha irritado a algunos sindicatos policiales, porque la consideran despectiva e inapropiada en boca de un presidente español.

Esta fue la intervención de Sánchez en el Congreso:

La pitada ha acabado siendo el tema del acto institucional, pero el ministro ha intentado quitarle importancia. Ha asegurado que "él lo acepta todo" aunque según su opinión los pitidos han sido "poquitos". "Lo importante han sido todos los aplausos que han hecho callar estos pitidos", ha señalado. El ministro ha atribuido a una "falsa polémica" la mención a los "piolines" que hizo Sánchez, y ha remarcado que fueron una "vergüenza" las condiciones en que el Gobierno del PP alojó a los agentes en barcos durante el referéndum del 1-O. "Recordamos todas las imágenes. Son unos barcos en el Port de Barcelona donde nuestros hombres y mujeres, en unos momentos difíciles en que se les exigía un plus de esfuerzo y exigencia, no fueron tratados con la dignidad necesaria que les tiene que tratar el Gobierno, como representante de la sociedad española", ha continuado.

"Es la vergüenza del PP, que todavía tiene esta vergüenza que no sabe como sacársela: todos vimos cómo trató a nuestros policías; yo eso nunca me lo permitiría", ha concluido, y ha indicado que han aprobado una subida salarial de un "25% por término medio" para policías españoles y guardias civiles, o la recuperación de más de 10.000 efectivos. La prensa le ha preguntado por el dispositivo de seguridad para la vuelta a España del rey fugado, Juan Carlos I, del que ha evitado dar detalles a causa de la necesidad de "mantener las reservas" por cuestiones operativas. Sólo ha dicho que se trata del despliegue "preciso", como pasa en otras circunstancias similares.

El sindicato JUPOL, mayoritario en el Consejo de la Policía española, ha sido uno de los más críticos con las declaraciones de Sánchez, y ha apuntado su "profundo malestar" por haber hablado de "piolines". JUPOL se refiere a ellos como "los agentes de la Policía Nacional que en octubre de 2017 acudieron en Catalunya para garantizar el cumplimiento de la Ley durante el referéndum ilegal del 1-O". Pero no pudieron evitar la votación en las urnas.