comite federal psoe

A Susana Díaz y al resto de barones del PSOE –concretamente, al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, al de Asturias, Javier Fernández, al de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig, y al extremeño Guillermo Fernández Vara– no les da miedo repetir las elecciones generales. La presidenta andaluza se muestra partidaria de votar contra la investidura de Mariano Rajoy o de "cualquier otro candidato del PP a la presidencia del Gobierno español" y al mismo tiempo califica de "aventura" y "oportunismo" un pacto con un partido –Podemos– que no renuncia a un referéndum en Catalunya como condición para pactar. También lo apunta el documento surgido del comité federal del PSOE del lunes 28.

Si el PSOE ni Rajoy ni ningún candidato del PP puede ser investido –necesitaría forzosamente el voto a favor o la abstención de los socialistas–, ni se llega a un acuerdo de gobierno alternativo con Podemos y los partidos nacionalistas –Ciudadanos ha dicho que no dará apoyo a un gobierno con Podemos–, no hay aritmética parlamentaria posible con mayoría suficiente para gobernar. Habría que convocar nuevas elecciones.

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Sánchez se aferra al asiento

No está claro si esta negativa a investir a un candidato del PP y estas duras líneas maestras que los líderes territoriales han impuesto en el comité federal del lunes 27 para negociar con Podemos son precisamente la excusa para preparar la sucesión de Pedro Sánchez, que intenta aferrarse a la secretaría general intentando aplazar el Congreso que estaba previsto para febrero, o la consecuencia natural.

Sánchez argumenta que en este momento el partido estará inmerso en las negociaciones para formar un gobierno de izquierdas alternativo al PP, y remite la celebración del máximo órgano de decisión de los socialistas "en primavera". Y en cualquier caso, avisa de que se volverá a presentar como candidato a la secretaría general.

Por su parte, los secretarios regionales se sustentan en los resultados electorales, que en la resolución del comité federal han hecho calificar de "mal resultado que debe obligarnos a abrir una reflexión profunda que nos lleve a mejorar nuestro partido, nuestra estrategia y nuestras políticas", para alegar que el actual secretario general no es el más adecuado para volver a representar a los socialistas en unas elecciones que se presentan como inevitables. Y no es ningún secreto que Susana Díaz aspira a sustituirlo.

Curiosamente, a raíz de los resultados del 20D, lo que Albert Rivera bautizó en campaña como "Salvar al soldado Sánchez" desde la Moncloa, se está convirtiendo en todo lo contrario. De hecho, incluso el PP tiene ahora la mirada puesta en los barones del PSOE para conformar una "gran coalición" y no en el actual secretario general.

A pesar de que los pronósticos apuntan a que en unos nuevos comicios el PSOE se desangraría por la izquierda y alimentaria a Podemos, también es cierto que, después de hacer lo posible para movilizar el voto fiel, han conseguido aguantar la tormenta en las principales comunidades donde gobiernan. Hay cierta consideración dentro del partido de que el votante socialista volverá a estar al pie del cañón.

El PSC dentro del temporal

Está por ver cómo se alinearán los socialistas catalanes en esta pugna. Por un lado, la líder del PSC en el Congreso, Carme Chacón, contó con el apoyo de Susana Díaz cuando se enfrentó a Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso de Sevilla en el 2012 para liderar el partido y, además, estuvo a punto de presentarse nuevamente como candidata y disputarle la dirección del partido a Pedro Sánchez en las primarias del 2014. Por otra parte, Miquel Iceta, primer secretario del PSC, alejado de Chacón dentro del partido, fue el candidato de consenso entre los principales líderes del socialismo español –tuvo el apoyo tanto de Pedro Sánchez como de Susana Díaz– cuando se presentó como único candidato a las primarias del 2014.