Una de las grandes esperanzas que tenía el Partido Popular después de que Pedro Sánchez anunciara la reforma del delito de la sedición era que los barones socialistas, pocos meses antes de la celebración de las elecciones autonómicas del mes de mayo, se sublevaran contra Pedro Sánchez por una decisión del presidente español que les puede ir totalmente en contra de cara a estos comicios. Sin embargo, si bien, como se esperaba, Javier Lambán y Emiliano García-Page reaccionaron en el primer anuncio, considerando que antes de tocar nada el president Carles Puigdemont tendría que ser juzgado en España, el resto de baronesbsocialistas se han mantenido en silencio o directamente han dado apoyo a Pedro Sánchez: entre estos, destacan Salvador Illa en Catalunya, Ximo Puig en el País Valencià o Juan Espadas en Andalucía.

En total, nueve de las autonomías españolas están gobernadas por barones socialistas. Probablemente, la mayoría de estos habrían preferido que no se reformara el delito de sedición, algo que desde la derecha se ha intentado vender como una concesión inconcebible al independentismo, al menos no tan cerca de una cita electoral. Con todo, sin embargo, los hechos se han precipitado, y, ante la desesperación de los populares, después de unos primeros comentarios desde Aragón y Castilla la Mancha, se han resignado a aceptar los hechos y han optado por no ponerle las cosas más fáciles en el PP, aunque las encuestas demuestren que ni siquiera sus electores estaban a favor de reformar este delito. Así, aunque todos probablemente habrían preferido que el PSOE no hiciera lo que se ve como una concesión al independentismo, cada uno desde un punto de vista diferente, ya que no es la misma situación en Extremadura, la Rioja o las Illes Balears, tampoco está dispuestos a hacer el juego a los populares.

El PP interpela directamente a los barones más rebeldes

Eso choca planamente con los planes que tenían dentro del PP. Este domingo todavía presionaban a los dirigentes autonómicos para que forzaran a un Comité Federal de su partido en que se decidiera si el partido está a favor o en contra "del disparate que ha cometido Sánchez con la abolición del delito de sedición". Concretamente, Elías Bendodo, coordinador general del partido, se dirigía directamente a García-Page, que ha hecho pública en diferentes ocasiones su animadversión contra Carles Puigdemont y es el punto débil del partido en este sentido, junto con el aragonés Javier Lambán: "Él y el resto de barones tendrían que pedir a un Comité Federal donde pudieran hablar en libertad y en el que cada región y cada miembro del PSOE que pertenece a este comité pueda dar su opinión y votar si el PSOE está a favor o en contra del disparate que ha cometido Sánchez". Estas palabras resultan del todo inútiles, a pesar de la vehemencia de Bendodo a la hora de reclamar a los barones  que se subleven contra el presidente del Gobierno: "Confío en que todavía exista un PSOE de bien, que se parezca en alguna cosa al PSOE que ha cumplido 40 años. Este PSOE tiene otra oportunidad de oro para reivindicarse y redimirse delante de Sánchez", los reclamaba, sin ningún éxito.

Estas palabras de Bendodo coinciden con las de Alberto Núñez Feijóo, que ya ha anunciado que ya ha anunciado que cuando llegue a la Moncloa derogar esta reforma. Él también ha reclamado que los barones tomen partido, pero no les ha conseguido convencer y, por lo tanto, ha decidido cambiar de estrategia. Son muchos los votantes socialistas que no entienden la decisión de Sánchez, aunque él y su gobierno la justifiquen, declarando que no es en absoluto un favor a nadie, sino un paso para igualarse al resto de países del entorno. Por eso, parece que el expresidente de la Xunta de Galicia quiere volver al centro e intentar ya no captar votos por la derecha, sino de los votantes más "moderados" de los socialistas, que se mueven entre los dos partidos y que con la reforma han encontrado motivos para votar el PP.