Discusión acalorada y tono agrio en el primer debate electoral de los candidatos a la alcaldía de Barcelona, y que ha pronosticado un escenario incierto después de las elecciones del 26. En el turno de los pactos, ha habido vetos y pronósticos de pactos imposibles. Mientras Ernest Maragall (ERC) y Jaume Collboni (PSC) se han vetado mutuamente, Elsa Artadi (JxCat) ha insistido en pronosticar "tripartito" de izquierdas. Ante este situación, Maragall ha insistido buscar de nuevo el apoyo de Ada Colau (comunes) como Artadi, que también se han vetado mutuamente. Así pues, más allá de las propuestas de ciudad, el debat organizado por Betevé y la FAV ha servido para evidenciar que no será fácil la construcción de un nuevo gobierno en la ciudad.

En este sentido, Collboni ha aprovechado uno de los últimos turnos de intervención para dejar claro a Maragall que no cuente con sus votos para hacerlo alcalde porque "quiere poner Barcelona al servicio del independentismo y del procés", una afirmación que Maragall ha querido rebatir diciéndole que tampoco le pedirá su apoyo.

Artadi, poco antes, había defendido que tener un alcalde independentista en la capital catalana pasa por JxCat y había asegurado que Maragall prefiere Colau y un "tripartito". El candidato de los republicanos, por su parte, ha afirmado en que no pactará con ningún partido que no defienda la libertad y ha insistido en que no viene a pactar con Colau sino en "sustituirla".

En el debate, celebrado en el edificio Mediático y que ha dura casi tres horas, han participado los siete candidatos a la alcaldía que tienen representación actualmente en el ayuntamiento, menos uno. No ha podido estar el candidato de JxCat, Joaquim Forn, encarcelado desde hace un año y medio por el 1-O, y que ha sido sustituido por su número dos, Elsa Artadi. De hecho, tanto los independentistas, como también Ada Colau, han querido empezar el debate denunciando la situación de Forn y el resto de presos.

Colau rehúye los problemas y acusa al Govern

Más allá de la política de pactos, el debate lo han centrado los dos candidatos que van primeros a las encuestas, Colau y Maragall, que han recibido la mayoría de ataques del resto, de alcaldables. El candidato más desubicado ha sido claramente Manuel Valls (candidato con el apoyo de Cs) que ha rehuido la mayoría de los temas de ciudad y les ha intentado derivar hacia el procés. Una estrategia que en gran parte también ha utilizado Collboni y Josep Bou (PP).

El espacio televisivo ha tenido seis bloques diferentes sobre preocupaciones que preocupan los vecinos como la vivienda, las políticas sociales, el turismo o la seguridad. Todos los partidos han culpado a Colau de los problemas de la ciudad, acusándola de no haber estado el "cambio" que pregonaba y de no haber cumplido el suyo propio programa, mientras Colau se ha sacado las culpas de encima y ha acusado a la Generalitat y al gobierno del Estado de no asumir sus competencias en políticas sociales o de vivienda. Unas acusaciones, en el caso del Govern, que tanto Maragall como Artadi, los dos exconsellers, han intentado desmontar.

Valls (y el bloque 155) fuerzan hablar del procés

Ciudadanos, PSC y el PP, el llamado bloque del 155, han aprovechado el debate para criticar a los independentistas, especialmente al candidato de ERC, Ernest Maragall, y para alertar de los peligros que sea alcalde. La máxima expresión de estas críticas las ha liderado Manuel Valls, que ha asegurado que si Maragall lidera la ciudad será un "peligro" y un "desastre", le ha reprochado la huida de empresas y ha asegurado que no pueden luchar contra la pobreza "con una Barcelona fuera de España y de la pobreza". Valls ha intentado llevar la mayoría de temas hacia el debate sobre la independencia, hasta tal punto que la conductora del debate, la periodista Eva Arderius, le ha reprochado al candidato que no hablara de la ciudad.

También Collboni ha querido desmarcarse de los independentistas, y además de asegurar que no pactará con ellos, ha defendido que "el progreso separatista es incompatible con progreso social". Además, ha reprochado a Maragall que ERC gobierne a la Generalitat con "la derecha nacionalista que recortaba", en referencia a JxCat y al espacio exconvergent. Bou, que iba a remolque de Valls para demostrar que es más de derechas y antiindendentista que él, también ha reprochado a ERC y JxCat la huida de empresas y ha acusado en Artadi de "mentir" para hablar del déficit fiscal. El candidato socialista también ha querído desmarcarse de Valls tachandolo de derecha.

Poca sintonía independentista

La sintonía antiindependentista que se ha notado en el sector unionista, no se ha dejado ver entre el independentismo. Más allá de la denuncia de la existencia de presos políticos y exiliados y la represión, que ha estado común, no se han podido ver puntos de acuerdo entre las formaciones y, además, se ha visto un tono duro entre ellas. Artadi ha intentado la confrontación con los republicanos en varias ocasiones, pero Maragall la ha ignorado y ha evitado entrar en el cuerpo en cuerpo con ella. Sólo en un punto, hacia el final del debate, el alcaldable republicano no ha podido evitar los ataques de Artadi y ha calificado de "vergüenza" que le reproche que se refiriera a Forn como "ciudadano encarcelado" cuando siempre ha defendido su situación de preso político y ha reclamado la libertad.

Anna Saliente (CUP), por su parte, se ha mostrado distante con todos candidatos en todo momento, ha calificado el Govern de coalición de la Generalitat de "desgobierno" y ha tenido varios piques tanto con Maragall como con Artadi, como por ejemplo con el caso de la municipalización del agua.

El debate ha durado casi tres horas, ha obligado a los candidatos a desgranar propuestas de ciudad y ha hablar con datos en la mano, y se ha desarrollado casi en su totalidad en catalán, aunque el candidato popular ha pronunciado alguna intervención en castellano para contrarrestar el discurso de la CUP que defiendía que el catalán a menudo se una lengua minorizada.