La CUP ha hecho una enmienda general a las políticas de Salvador Illa en este debate de política general, marcado por el relevo en la formación tras el adiós de Laia Estrada por discrepancias internas y el regreso de una aplaudida Pilar Castillejo, diputada y miembro de la Flotilla de la libertad. El encargado de representar a los anticapitalistas, sin embargo, ha sido Xavier Pellicer, que ha vuelto a la cámara tras el adiós de Estrada, que ha descrito al president Illa como un líder en "blanco y negro". Como era de esperar, ha empezado su discurso recordando la situación en Gaza y anunciando que los cupaires han pedido la comparecencia de la consellera Núria Parlon por las cargas policiales en manifestaciones propalestinas.
Pellicer, como otros compañeros del hemiciclo, con Illa a la cabeza, se ha referido al combate entre la esperanza y el miedo y ha advertido que las palabras y promesas, temen, vacías del president respecto a la vivienda sólo generen más frustración: "Los compromisos sobre compromisos pasados son parte del problema que alimenta esta frustración, con un gobierno que no hace políticas de izquierdas y que no está dispuesto a poner fin a los privilegios de unos pocos. Todo esto pone gasolina", ha reflexionado. A pesar de cargar contra los socialistas, él mismo ha hecho autocrítica por el papel de su partido en la gestión del postprocés, que, considera, ha llevado al país hacia la derecha ante el fracaso de no conseguir trasladar los resultados del 1-O y mantener una mayoría independentista en las instituciones.
La CUP reclama dejar de generar frustración con palabras vacías
En su réplica, Illa, a pesar de constatar las grandes diferencias que los separan los unos de los otros ("no lo resolveremos en dos días esto", ha venido a decir desde el atril del Parlament) ha querido tender la mano a los cupaires para llegar a acuerdos en lo que es el gran reto del país: "Le he oído decir que está dispuesto a pactar con el diablo por la vivienda", ha comenzado el president de la Generalitat, para aclarar que aunque él no es el demonio, no tiene "ninguna reserva dogmática para sentarnos y hablar". Uno de los principales motivos de la salida de Estrada del grupo parlamentario son las discrepancias con el hecho de que su partido hubiera llegado a acuerdos con los socialistas en materia de vivienda.
Pellicer ha recogido el guante del líder del Ejecutivo pero con muchas reservas: "¿Quieren seguir hablando con la CUP? ¿Harán una constructora pública para que los beneficios no vayan a los de siempre? ¿Limitarán el número de pisos que puede tener una sola persona?", ha planteado, sumando también otras peticiones como una defensa de la lengua en la escuela, una reducción del sueldo de los diputados y diputadas o un nuevo referéndum por el país: "Si quieren hablar con la CUP, garanticen el derecho a decidir libremente nuestro futuro". Ante estas palabras, Illa ha insistido en que ve posibilidades de llegar a pactos mientras Pellicer ha replicado: "Vayamos a los hechos, ¿la mejor manera, la mejor manera de garantizar los derechos? Dejemos de generar frustración y pinchemos la burbuja de según qué extremas derechas con un referéndum". También ha sumado nuevas peticiones como la energética pública o la banca pública, pero lo ha descartado ya que ha sospechado que el límite de Illa es, a su parecer, "no molestar a los poderosos".