La CUP está dispuesta a entrar en el Govern. Con una condición: que despliegue la República proclamada el pasado 27 de octubre. Así lo asegura en su programa para las elecciones del 21-D. Los anticapitalistas formarían parte de él en caso de que "se acordara con las fuerzas ganadoras de las elecciones un completo programa de gobierno en clave de construcción republicana, de proceso constituyente, y de ampliación de derechos para la clase trabajadora y el resto de clases populares". Esta decisión se tendría que validar en una asamblea nacional extraordinaria del partido.

En este sentido, los cuperos consideran que "es imprescindible que de las elecciones del 21-D surja un Govern comprometido con la construcción de la República". Es por eso que no se plantean dar apoyo a ningún Govern que "pretenda un retorno al autonomismo" o que "entienda el diálogo con el Estado español como punto de partida al que supeditarse". Estas dos opciones, dicen, no permiten el despliegue de la República Catalana.

 

De esta forma, la izquierda independentista plantea unos acuerdos programáticos de "materialización de la República", que incluye medidas como la adopción de un plan de choque contra la pobreza, la convocatoria de una asamblea constituyente, la creación de un banco central catalán o la "finalización del despliegue de las fuerzas de ocupación para hacer posible un control efectivo del territorio".

Si los "planteamientos republicanos" perdieran las elecciones, o si las candidaturas independentistas no materializaran la República, desde el grupo parlamentario la CUP optarían por "una táctica de no colaboración". Eso se traduciría "a través de la no asistencia a los plenos o el voto de bloqueo, ya que entenderá que se habrá ignorado el mandato popular del 1 de octubre así como la proclamación de la República el 27 de octubre en el Parlament".