El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha opinado que la gran lección del 1-O es "no querer gesticular todos juntos tanto" y que hace falta llevar a cabo aquello que se promete, "asumiendo las consecuencias ante los tribunales, en la calle o ante las instituciones".

"Aquello que nos comprometemos lo tenemos que llevar hasta las últimas consecuencias. Todo el diálogo del mundo, pero también toda la determinación. Se asumen las consecuencias de lo que se hace, pero se tiene que llevar hasta las últimas consecuencias", ha dicho en la primera entrevista después de salir con el tercer grado en el Preguntes Freqüents de TV3, donde ha alertado que si no, "la gente se despista y se pierde".

"Con todo el respeto al exilio y la prisión", ha añadido Cuixart, que ha indicado que eso en ningún caso puede ser un límite y ha instado a la ciudadanía a seguir presionando a los políticos.

Preguntado sobre la pugna entre los partidos independentistas, Cuixart ha rechazado "decir males", "pero sí que tenemos que ser exigentes". "Quien lo tiene que liderar en la esfera institucional serán los partidos pero la ciudadanía tiene que seguir presionándolos", ha comentado.

Tercer grado

Sobre el tercer grado, el presidente de la entidad cultura ha reconocido que "sí que es cierto que nos podemos encontrar con más facilidad". Sin embargo, ha advertido que "la libertad individual no la he perdido nunca". "Nosotros no tenemos libertad porque estamos condenados por unos delitos que no hemos cometido. Si quieren decir semilibertad... Nadie semiama", ha explicado.

Prisión

Cuixart también ha revelado que ha sufrido un proceso de interiorización de su situación: "Vas interiorizando que no eres un preso común, sino un preso político, que asume las consecuencias de los actos e interpreta la prisión como un altavoz".

En este sentido ha añadido que "la prisión tiene momentos muy duros". "Pero también tiene grandes aprendizajes", ha matizado. "Yo tengo una celda con cuatro mudas y una presa de chocolate, quizás la felicidad era eso. A mí no me han robado la felicidad", ha reivindicado.