Luz verde a la que dice ser la sexta y última prórroga del estado de alarma hasta el 21 de junio. A diferencia de ocasiones pasadas, Pedro Sánchez ha llegado hoy al Congreso de los Diputados con los votos atados. Y lo ha hecho llevando al extremo su geometría variable. Con una mano, ha rehecho los puentes con ERC y ha retenido el  del PNV. Con la otra, ha reeditado por tercera vez en un mes un pacto con el Ciudadanos de Inés Arrimadas. Desde La Moncloa han trabajado de lo lindo para hacer "perfectamente compatibles" estos acuerdos. El pleno de este miércoles, eso sí, ha hecho estallar de nuevo las diferencias del independentismo catalán.

Esta vez, Sánchez ha llegado al Congreso de los Diputados con las cuentas ya hechas, con los mismos  pero menos no. Ha recibido 177 votos a favor, los del PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, el PNV, Más País y otras formaciones minoritarias. Ha recibido 155 votos en contra, los del PP, Vox, JxCat, la CUP y Compromís. Y ha habido 18 abstenciones, las de ERC y EH Bildu.

Durante su intervención, Sánchez ha vendido los términos de una prórroga "nueva" y definitiva del estado de alarma. Esta vez, a partir de la fase 3, los presidentes autonómicos serán las autoridades delegadas competentes, las que tomarán las decisiones e incluso decidirán cuándo acaba esta última etapa. Finalizada, los territorios en la "nueva normalidad" y se levantará el estado de alarma. "Hemos pasado del mando único a la cogobernanza, y de la cogobernanza a la gobernanza llena", ha defendido.

Esta sexta y última prórroga ha sido posible gracias a los acuerdos con ERC, con quien han rehecho los puentes, y con el PNV. Las dos pusieron encima de la mesa la devolución de las competencias a las comunidades. Una vez ya garantizados estos apoyos, sin embargo, Sánchez volvió a exhibir su geometría variable extrema, cerrando un tercer pacto con Ciudadanos. Los términos de "medidas idénticas para toda España" alarmaron a los socios de la investidura. La Moncloa se apresuró a calmar los ánimos: ni anula la descentralización ni posterga la mesa de diálogo.

De hecho, durante su respuesta a los grupos independentistas, el presidente español ha exhibido guante de seda, más con Gabriel Rufián que con Laura Borràs. Aunque no había quedado por escrito, Sánchez se ha comprometido a volver a la mesa de diálogo cuando pase la crisis sanitaria. "Si puede ser en julio, mejor que mejor, significará que hemos superado la crisis", ha dicho delante del hemiciclo. Los compromisos de la investidura continúan, de momento, intactos.

Las diferencias entre ERC y JxCat estallan

La sexta prórroga del estado de alarma también ha servido de escenario para un nuevo pulso entre JxCat y ERC. Los dos partidos han exhibido sus diferencias desde la tarima del Congreso, y han convertido sus discursos en un intercambio de reproches. La enésima disputa entre los dos socios de Govern de la Generalitat llega después de que este fin de semana el president Quim Torra criticara el acuerdo de los republicanos con Sánchez y avisara de que no vinculaba al Govern.

 

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha sacado pecho del peso de sus 13 diputados, ha defendido que los utilizará "le pese a quien le pese" y ha defendido que ERC decide para ella misma. "Para ERC habla y decide ERC, desde Bruselas a Martorelles pasando por el Congreso y el Parlament. No somos los criados de nadie, nuestro amo es el pueblo trabajador de Catalunya", ha defendido Rufián, en un discurso donde también ha vuelto a sacar al fantasma de Jordi Pujol y Convergència. Las palabras del republicano no han gustado nada a la portavoz de JxCat, Laura Borràs, que ha tildado el discurso de "innecesario y ofensivo" y ha asegurado que mira más "al pasado que al presente y al futuro". Borràs también ha reclamado unidad y "dejar de atacarnos a nosotros mismos".

Al mismo tiempo que las diferencias entre los dos grandes partidos independentistas salían a la luz en el Congreso también lo hacían en el Parlament, aunque de una forma más contenida. Aunque el president Quim Torra y el vicepresident Pere Aragonès intentaron mostrar este martes cierta unidad en una comparecencia conjunta para presentar la creación de un grupo de expertos postcoronavirus, en la que evitaron tocar la polémica del estado de alarma y el horizonte electoral, el malestar entre las dos formaciones se ha vuelto a hacer evidente en la cámara catalana con un nuevo intercambio de reproches.

Ciudadanos se pone de perfil

Ciudadanos se ha tenido que tragar el sapo del pacto con ERC para tener una cuota de protagonismo en la gobernabilidad de España. Hace dos semanas avisaban de que pactar con ellos era incompatible con hacerlo con el independentismo, y que la mesa de diálogo sería una línea roja. Su portavoz, Edmundo Bal, ha justificado su voto delante de la cámara por responsabilidad. Se ha dirigido a Sánchez: "No nos gusta nada ni usted ni sus socios de coalición, pero somos el centro moderado y le tenemos que dar apoyo por el bien de los españoles". Ha sostenido que votarían a favor "con la conciencia tranquila por nuestro deber de ser un partido de Estado". Forma parte de la nueva estrategia bajo el liderazgo de Inés Arrimadas.

La derecha vuelve a calentar el debate

De nuevo, la manifestación del 8-M, celebrada justo una semana antes del inicio del estado de alarma, ha centrado las críticas de la derecha contra el gobierno, al que han calificado de "irresponsable" por no prohibirla. "Gritar viva el 8-M es gritar viva la enfermedad y la muerte", ha llegado a afirmar el líder de Vox, Santiago Abascal, que también ha asegurado que "decenas de miles de españoles han muerto por el sectarismo y la negligencia criminal de este gobierno".

No ha sido el único. El líder del PP, Pablo Casado, ha acusado a Pedro Sánchez de esconder el número real de muertos por Covid-19 y lo ha calificado del presidente "más radical de la historia de España". "Ser feminista no es poner en riesgo la vida de centenares de miles de mujeres, lecciones de feminismo a nosotros ninguna", ha defendido el popular. Además, Casado ha anunciado que pedirá crear una comisión de investigación sobre la gestión de la pandemia.

 

"Viva el 8-M"

Y es que si un tema ha sobrevolado todo el debate de la prórroga del estado de alarma ha sido el ministro Fernando Grande-Marlaska, el coronel Diego Pérez de los Cobos y el informe sobre la manifestación del 8-M. Sánchez ha rechazado los vínculos que hace la derecha entre la propagación del coronavirus y el feminismo: "Lo diré alto y claro: viva el 8 de marzo". También ha salido a apoyar a su ministro del Interior, blanco de todos los ataques: "El ministro del Interior que está destapando esta mal llamada policía patriótica es el ministro Marlaska. Por eso ustedes le atacan".

 

 

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