El ya excónsul español Enric Sardà Valls, cesado por haberse mofado del accento andaluz de la presidenta Susana Díaz, se quejaba exactamente de lo mismo que ha provocado su marcha del consulado de Washington. En una entrevista en el diario El País en mayo de 2016, el diplomático catalán se quejaba de que en Madrid le miraban mal por su... acento catalán.
"Yo he vivido en Madrid, y que te recuerden continuamente que tienes acento catalán resulta particularmente irritante", aseguraba en esta entrevista, donde añadía: "Sin hablar de los boicots, las recogidas de firmas, estas expresiones de rechazo y de catalanofobia. Son cosas que a los catalanes nos hieren muchísimo, y no lo entendemos". Esta vez, sin embargo, el diplomático no ha tenido un comportamiento muy diplomático.
En la misma conversación, Sardà Valls dice que en la diplomacia no ha sufrido ninguna "fobia", pero sí en determinados ambientes: "Hay sectores que son de tendencias más conservadoras, y en estos sectores noto un cierto rechazo por el hecho de ser gay y una cierta animadversión. No entienden el hecho catalán. Se enfoca de una manera equivocada: si para resolver el problema aplicas premisas equivocadas, la solución obligatoriamente es falsa, errónea".
El excónsul se ha excusado este miércoles en Antena 3, aunque ha considerado su cese una medida desproporcionada. Lo ha calificado de "broma absurda" y se ha querido disculpar con la presidenta Susana Díaz y con "todos los andaluces". El diplomático de carrera, sin embargo, ha lamentado la decisión. "En España ya no existe la libertad de expresión. Antes éramos un país chistoso y ahora nadie se puede permitir un desliz de nada", ha dicho.