Primer día laborable después de la sacudida que ha supuesto la constitución de los más de 900 ayuntamientos catalanes. En los partidos llega ahora la hora de hacer balance, de leer los resultados y extraer conclusiones para afrontar nuevas batallas electorales de cara al futuro. Los comunes celebraron este domingo un consejo nacional para profundizar en este análisis. Y ya han sacado las primeras grandes reflexiones.

Catalunya en Comú reconoce de entrada que "no han sido los resultados esperados". De ahí la autocrítica, empezando por la evidencia que "cuando las fuerzas del cambio competimos entre nosotros y no somos capaces de ponernos de acuerdo para construir una candidatura única", como ha pasado en un gran número de municipios como Sabadell y Badalona, "al final salimos perdiendo todos". Así lo ha verbalizado el portavoz de los comunes Joan Mena, que ha insistido en que "la competencia entre Catalunya en Comú y Podemos nos perjudica a las dos formaciones".

Los comunes salvan la piel gracias a Barcelona

Si los comunes han conseguido salvar la piel y esquivar una crisis profunda que probablemente les hubiera conducido a la extinción es gracias al acuerdo de Ada Colau con el PSC -y los votos de Valls- para conservar la alcaldía de Barcelona. Desde la formación insisten en que no ha habido ningún acuerdo con Cs y Valls.

La cuestión, ahora, es como conseguirán sacar adelante su programa electoral, teniendo en cuenta que Barcelona en Comú y el PSC suman 18 concejales, a tres de la mayoría necesaria. Los comunes lo tienen claro: "ERC siempre ha sido el socio preferente", ha sentenciado Mena, que ha puesto de relieve que durante el anterior mandato Colau les extendió la mano para que se incorporaran al gobierno. En este punto ha criticado que los republicanos "bloquearon las políticas progresistas que ellos mismos llevaban en su programa sólo para desgastar" el gobierno de Colau. Por eso, ha concluido que "quien tiene que decidir si se suma a las izquierdas de Barcelona es ERC". Durante su discurso tras la toma de posesión de Colau, Maragall le avanzó que "no seremos dóciles, no necesitamos caricias".

Desde el partido de Colau no tiran la toalla y siguen confiados en que tarde o temprano el tripartito, hasta hoy imposible, podrá ver la luz. "Seguimos teniendo la mano tendida a las fuerzas progresistas", afirman, "para restablecer confianzas y salir de la política de vetos cruzados". Recuerdan a los independentistas que "ya han visto que solos no pueden alcanzar determinados objetivos", a la vez que reconocen que "nosotros nos damos cuenta de que solos no podemos hacer según qué cambios".

Deberes como partido

Los comunes señalan el despliegue territorial más allá de la corona metropolitana como el gran reto de cara al futuro. "Ha habido demasiados procesos electorales y no hemos tenido tiempo, no hemos podido destinar las energías necesarias".

En sentido positivo, recalcan que "aunque el resultado no es el que nos habría gustado, mantenemos nuestras principales alcaldías, Barcelona, Montcada i Reixac, Sant Feliu de Llobregat, Santa Perpètua de la Mogoda y Montornès del Vallès". Destacan también que "hemos sido clave en dos capitales de provincia, Lleida y Tarragona, donde hemos apostado por la regeneración democrática". En estas dos ciudades, los comunes han entregado la alcaldía a ERC para desbancar a los socialistas, que hacía décadas que gobernaban. Por último, desde los comunes han querido poner en valor su papel indispensable para evitar que el PP se hiciera con la alcaldía en Badalona y Castelldefels.