La cuerda de los comunes al Govern de Junts per Catalunya y ERC se ha acabado. Descartada cualquier opción de acuerdo para aprobar los presupuestos, Catalunya en Comú ha pasado de ser un posible aliado a sumarse a los ataques de la oposición para hacer caer al Gobierno. En sólo tres días han exigido hasta tres veces que el president Quim Torra "se someta a una cuestión de confianza".

Desde el atril del Parlament, la líder de los comunes en la cámara ha vuelto a insistir este martes al mediodía. "No tienen la confianza, han ido encadenando una decepción tras otra". Jèssica Albiach ha recordado a Torra que el escenario de una cuestión de confianza "no es insólito, se sometió Puigdemont". En septiembre de 2016, el entonces president optó por esta medida cuando la CUP tumbó los presupuestos de Junqueras. De hecho, fue para superar la cuestión de confianza y no tener que ir a elecciones que Puigdemont incluyó en la hoja de ruta la celebración de un referéndum, modificando así el programa inicial de Junts pel Sí que preveía alcanzar la independencia en unos 18 meses. Gracias a ese "referéndum o referéndum", la CUP le salvó. 

Los comunes mantendrán la presión para que Torra vuelva a jugarse el apoyo de la mayoría parlamentaria, pero no pasarán al ataque con una moción de censura porque "no tenemos proyecto de país compartido con Ciudadanos el PP o el PSC", que serían los socios con quienes tendrían que aliarse para echar al Gobierno.

"ERC no actúa como partido de izquierdas"

Según Albiach, "nunca ha habido una voluntad real de presentar unos presupuestos". En ese sentido, los comunes responsabilizan especialmente ERC, a quien acusan de "sentirse más cómodos en un escenario de elecciones anticipadas". Es más, aseguran que los republicanos "no están actuando como una fuerza de izquierdas y están mirando sólo las encuestas electorales".

Cordón sanitario feminista

A las puertas del 8 de marzo, la portavoz de los comunes ha animado a hacer huelga porque "nos sobran los motivos". Y ha rematado haciendo un llamamiento a establecer un "cordón sanitario feminista", porque "el 8 de marzo no va ponerse un pin violeta, sino hacer políticas públicas feministas y no aceptar los votos de aquellos partidos que van en contra de la igualdad de las mujeres".