Si hay alguien pendiente del juicio al mayor Josep Lluís Trapero son los 17.000 agentes que están bajo su mando.

Aunque el fiscal Pedro Rubira empezó su intervención en el juicio diciendo que no era un juicio en todo el cuerpo de los Mossos d'Esquadra es evidente que se están examinando cada una de las acciones que se hicieron entre el 20-S y el 1-O.

En San Fernando de Henares hay varios responsables del cuerpo, pero en Barcelona el juicio también se sigue con interés. Algunos más que otros. Y algunos más preocupados que otros. Pero se sigue.

"A veces hemos estado más acertados y a veces menos" dicen fuentes del cuerpo en medio del seguimiento de la declaración de Trapero. Las mismas fuentes apuntas, sin embargo, que está quedando "acreditado que el cuerpo tenía una dirección con unos criterios meramente profesionales".

Mirando atrás, el cuerpo admite que han cambiado muchas cosas en los últimos dos años. "En el 2017 había unas circunstancias concretas muchas de las cosas que vivíamos respondían a una situación muy crítica que provocaron una respuesta judicial por unos hechos que se creen ilícitos".

El cuerpo cree que el 1-O ha dado lecciones a todas los lados afectadas. Tanto a la política como a la policial: Si para alguna cosa ha servido es porque todo el mundo se ha situado en el plan que tiene que estar. No se puede dejar que las decisiones políticas tengan apariencia de influencia".

La estrategia de defensa de Trapero va en esta línea y algunos de los "hits" de su intervención la refuerzan. Como los "actos extravagantes", las "barbaridades", acties ilegales" y la "tristeza" que siente por todo el que ha tenido que oír decir él y los cuerpo de los Mossos d'Esquadra.