Una memoria USB entregada por la exmilitante del PSOE Leire Díez a su partido —y que este ha hecho llegar a la Fiscalía General del Estado— contiene una grabación clave de 2012 en que el comisario José Manuel Villarejo explica a Alicia Sánchez-Camacho, entonces presidenta del PP catalán, un plan para difundir informes policiales falsos con el objetivo de desacreditar a líderes independentistas. "Esta guerra que haremos", dice Villarejo, "es para que estos [de Convergència i Unió] no saquen la mayoría absoluta", explica el diario El País. Esta grabación demuestra la existencia de la llamada operación Catalunya, la trama policial y política impulsada desde el Estado español para desprestigiar el independentismo catalán mediante informes falsos, espionaje y filtraciones a la prensa.
El encuentro grabado se produjo el 6 de noviembre del 2012, pocos días antes de las elecciones catalanas convocadas por el president Artur Mas como inicio del procés independentista. Según el registro, la reunión habría sido impulsada por María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP. Villarejo afirma que trabaja para el Estado y que ha estado implicado en operaciones del Ministerio del Interior, pero lo hace al margen para no comprometer directamente al partido. Detalla también que tienen infiltrados dentro de los partidos independentistas, pero que no pueden hacer escuchas porque Soraya Sáenz de Santamaría, entonces vicepresidenta, se habría negado. Sánchez-Camacho expresa preocupación por si el ministro Jorge Fernández Díaz no está lo suficiente comprometido con la causa, porque "tiene ciertas complicidades con los convergentes".
La estrategia de Villarejo
En la conversación, el comisario asegura que han detectado dinero oculto en el extranjero vinculado a Artur Mas y a la familia Pujol, e insiste en que la estrategia tiene que centrarse en filtrar estas informaciones a los medios para erosionar al independentismo antes de las elecciones. Villarejo detalla el calendario de las filtraciones y deja claro que la campaña mediática tiene que continuar después de los comicios. En aquel contexto, varios medios publicaron supuestos informes policiales sin autoría clara que atribuían a Mas, los Pujol y otros líderes catalanes fortunas ocultas y casos de corrupción. Muchos de estos informes eran falsos y las denuncias presentadas posteriormente fueron archivadas.
La grabación concluye con un acuerdo de colaboración entre Villarejo y Sánchez Camacho, quien incluso le facilita los teléfonos de dirigentes independentistas. Aquellas elecciones las ganó CiU, pero perdió 12 escaños y quedó en manos de ERC. La operación Catalunya tuvo un impacto real en los resultados electorales y constituye un ejemplo de guerra sucia del Estado contra el movimiento independentista catalán.