Tras un año de letargo, Torra ha decidido resucitar la mesa de partidos catalanes, que además del Govern de la Generalitat incorpora a JxCat, ERC, PSC y comunes. La reunión ha arrancado poco después de las 5 de la tarde. La última vez que se citaron, el 5 de febrero de 2019, los participantes acordaron verse cada mes y profundizaron en la figura de un relator. Cinco días después llegaría la manifestación de las tres derechas en la Plaza Colón, que junto con la enmienda a la totalidad de ERC y PDeCAT a los presupuestos del PSOE, acabaría dinamitando el primer intento de entendimiento de los gobiernos de Sánchez y Torra.

A partir de aquel momento se precipitarían los acontecimientos: adelanto electoral en España, juicio a los líderes independentistas, sentencia demoledora, las calles en Catalunya ardiendo contra las condenas, repetición electoral, el PSOE abrazando el discurso de Cs, hundimiento de Rivera, crecimiento meteórico de VOX, reconciliación con Iglesias de Sánchez y giro camaleónico de su discurso para ligar la investidura, pacto PSOE-ERC, inhabilitación de Torra y primer gobierno de coalición en democracia.

Primer asalto después de Colón

El nuevo escenario político sitúa en el horizonte más inmediato la activación inminente de una mesa bilateral para resolver el conflicto político entre Catalunya y el Estado. La reunión de este viernes debería servir, precisamente, para sondear y recoger las propuestas de cada uno de los actores que participen sobre la resolución del conflicto político. El cónclave llega dos días después de que los partidos y entidades independentistas consensuaran en una reunión en Palau que la negociación con Madrid debe pivotar sobre la autodeterminación y la amnistía.

El encuentro de hoy será un ensayo de la futura negociación entre el gobierno de la Generalitat y el del Estado, que según el acuerdo PSOE-ERC habría que poner en marcha este mes de enero. En aquel espacio, PSC y comunes formarán parte del otro lado de la mesa, como miembros del gobierno de coalición PSOE-Podemos.

Superadas las pegas iniciales, Quim Torra ha acabado asumiendo la reanudación de la negociación con el Estado que Esquerra Republicana acordó con el PSOE. Eso sí, quiere llevar la batuta. Por eso, antes de estrenar la mesa bilateral entre gobiernos, quiere reunirse con el presidente español para establecer las bases del diálogo y exigir garantías de cumplimiento.

Una mesa coja

De entrada, la mesa de diálogo entre partidos catalanes nació coja, porque tres de los invitados se han negado desde el principio a aceptar la invitación. Desde que se creó ahora hace 15 meses, Cs, a CUP y PP se han ausentado siempre, por motivos distitnos. Los anticapitalistas la consideran inútil por autonomista. Las formaciones de la derecha no reconocen a Torra como president. 

La Generalitat ha enviado un esquema con los puntos que quiere abordar a la cumbre de este viernes: "situación del conflicto político entre Catalunya y España" y "mecanismos de resolución del conflicto y de la represión". Este planteamiento de salida incomoda a los socialistas y comunes, que aspiran a poner el foco en la reapertura de los puentes de diálogo. Precisamente Miquel Iceta fue el ideólogo de este punto de encuentro entre fuerzas políticas catalanas. Fue él a quien pidió públicamente al president que impulsara este espacio.