La intención del alcalde de Batea, Joaquim Paladella, de incorporar este municipio a Aragón, tiene una cobertura legal en el mismo Estatuto de Autonomía aragonés, el cual, a diferencia del catalán, incluye un artículo que prevé la incorporación de nuevos territorios. En concreto, el artículo 10 asegura que se podrán incorporar a Aragón "otros territorios o municipios, limítrofes o enclavados" siempre y cuando lo pidan los respectivos ayuntamientos y se escuche a "la comunidad o provincia a la que pertenezcan los territorios o municipios a agregar".

Además, en una lectura sui generis del derecho a decidir, el mismo estatuto pide que el acuerdo de cambio de autonomía lo tomen los vecinos "por medio de una consulta expresamente convocada al efecto", eso sí, "previa autorización competente" y que además, todo ello sea aprobado "por las Cortes de Aragón y posteriormente, las Cortes Generales del Estado, por medio de una ley orgánica".

Por su parte, el Estatuto catalán no incluye en su articulado ninguna previsión de incorporar nuevos territorios —ni tampoco de desprenderse de ninguno— y, de hecho, sería fácil de imaginar cuál habría sido la reacción de territorios como el mismo Aragón y el País Valencià en caso de que el texto catalán incluyera una cláusula en el mismo sentido que el aragonés.