Convergència hierve. Las reuniones y encuentros de todo tipo se suceden a un ritmo frenético. De aquí a 21 de mayo los militantes del partido tendrán que decidir si la formación se disuelve para crear una nueva marca o bien se limita a abordar una renovación a fondo. También ese supersábado servirá para escoger al candidato a las elecciones generales después de que una dirigente casi desconocida fuera de las paredes de la calle Còrsega, Sílvia Requena, sorprendió anunciando su voluntad de desafiar a Francesc Homs en unas primarias inéditas en las filas convergentes. A nadie se le escapa, sin embargo, que por debajo de todos estos frentes abiertos, se juega un combate por el liderazgo del partido, que poco a poco va subiendo de tono.

Tanto Artur Mas como Carles Puigdemont han fijado ya posición por lo que respecta al futuro de Convergència. El uno y el otro defienden la creación de un nuevo partido que pueda superar el desgaste que han sufrido estas siglas especialmente los últimos años. La contundencia de sus pronunciamientos y el resultado que hasta ahora ha presentado el sondeo interno del Torn Obert, dejan poco margen a la duda sobre qué opción se apunta como ganadora.

Puigdemont y Mas

Lo que no está tan claro es quién tendrá que dirigir el partido. Es aquí, en el modelo de dirección y en las personas que lo tendrán que encabezar, donde se plantea el auténtico combate. Las fuerzas de unos y otros intentan tomar posiciones de cara al congreso.

En este pulso, sólo Carles Puigdemont aparece como un valor absolutamente claro y consolidado. En el ámbito de Govern, evidentemente. Su guardia pretoriana son una legión de alcaldes entre los cuales se contaba hasta que asumió la presidencia del Govern y el apoyo de los cuales recorre todo el territorio, como se demostró en la cita que mantuvo el último domingo de abril con algunos de los pesos pesados del poder municipal convergente.

A partir de aquí, todo está a debate. Incluso el papel de Artur Mas. "Yo en este escenario de futuro quiero estar y estaré", aseguró el miércoles el presidente del partido ante el consejo nacional y después de reprochar que hayan surgido "todo tipo de especulaciones sobre papeles, sobre funciones...". Mas hizo esta declaración consciente de que la resistencia de la vieja guardia del partido a retirarse para dar entrada a caras nuevas, tal como él defiende, habría provocado que algunas voces cuestionen también su papel.

Contraprogramados

En el pulso por el control del partido aparecen dos grupos abiertamente enfrentados, Moment Zero con Jordi Turull, por lado, y Germà Gordó con Nova Convergència, por otro. Los dos se contraprogramaron ayer por la mañana con actos en Gironella los primeros y en el Zurich de Barcelona los segundos. Si Moment Zero asegura que la suya era una sesión de debate, el grupo de Gordó afirma que pretendía presentar su manifiesto.

Estos movimientos empiezan a provocar descontento entre sectores del partido que apostaban por hacer de este debate un cambio de las formas de hacer política y no sólo una lucha por las sillas.

En medio de este combate sordo, el supersábado sí aportará un dato objetivo sobre el reparto de fuerzas: las primarias entre Francesc Homs, presidente del Democràcia i Llibertat en el Congreso, y Sílvia Requena, secretaria de Igualtat i Drets Civils de CDC. Este será el primer y auténtico termómetro.

Gordó

Tras la inesperada candidatura de Requena aparece, de nuevo, el exconseller Gordó, muy próximo a la dirigente convergente. De hecho, después de salir del Govern, Gordó ha ocupado un despacho en el bufete de abogados de Requena para desplegar su actividad profesional al margen del Parlament.

No sólo eso, algunas fuentes aseguran que junto con Gordó apadrinando la alternativa de Homs, estaría el actual conseller de Política Territorial, Josep Rull. Este dirigente que había actuado como coordinador del partido desde que Oriol Pujol tuvo que abandonar el papel de secretario general, se ha apartado de la carrera abierta pero sigue teniendo un ascendiente en un sector de la formación y se mantiene muy activo en el debate interno. No obstante, el conseller niega rotundamente que esté tras la candidatura alternativa a Homs.

Requena

De hecho, los que conocen a Requena en CDC aseguran que la suya es una decisión muy personal. Tanto, que la corriente dentro de la cual está encuadrada, Generació Llibertat, ha dejado claro que no toman posición formal ante de las primarias por ninguno de los dos candidatos.

De momento, Requena ha contratado una empresa de comunicación, InterMedia, para llevarle la campaña de primarias y el miércoles presentará los avales después de ser escogida en las ternas de la sectorial de Igualdad y Derechos Sociales que encabeza.

Voto de castigo

Entre los cuadros del partido existe la impresión que, aunque haya quien expresa dudas sobre la idoneidad de su perfil, Requena puede conseguir apoyos entre aquellos que vean con simpatía una candidatura alternativa, como ella misma reconocía el jueves en una entrevista a El Nacional. Es la primera vez que se convocan unas primarias en CDC, y Homs, a pesar de haber propiciado que se celebren, podria acabar recibiendo en su candidatura el castigo general a una manera de hacer al partido donde los candidatos surgían de la dirección.

Una parte de estos dirigentes, surgidos de las filas de las juventudes del partido, se encontraron ayer por la noche en una cena en S'Agaró para conmemorar el 36 aniversario de la JNC. Presidía la cita Puigdemont. Fue un último encuentro festivo y conjunto antes de unas primarias inéditas y de lo que posiblemente será el último congreso del partido.