El sentimiento independentista todavía no ha atravesado los Pirineos, pero el proceso sí que está seguido de cerca por la Catalunya Nord, "con envidia y aprensión". Así lo asegura el diario Le Monde en un reportaje, donde destaca que "la violencia policial ha despertado una ola de simpatía y solidaridad" hacia los vecinos del sur. "A duras penas habían creído en este referéndum de independencia en el otro lado de los Pirineos. Desde el domingo 1 de octubre, lo han entendido".

El rotativo parisino destaca que muchos cargos electos -alcaldes, concejales y consejeros de departamento- pasaron la frontera de La Jonquera ya fuera como observadores, en amistad o por simple curiosidad. Volvieron "chocados por lo que habían vivido sus vecinos". Su identidad catalana, a menudo reducida a puro folclore y poco más, ahora está en el centro del tablero.

Así se vivía hasta ahora la "identidad regional" catalana en el departamento de Pirineos Orientales: "Se cantaba La Estaca, símbolo de la lucha contra la opresión franquista, en los partidos del USAP, el equipo de rugby local. Se bailaba la sardana y se aplaudían los castells (pirámides humanas) en las fiestas mayores. Los más apasionados ponían a sus niños en escuelas públicas o asociaciones catalanas". Como señala el alcalde de Perpiñán, Jean-Marc Pujol (Los Republicanos), el vínculo es cultural, "no político ni identitario". Todo se veía con cierta distancia.

Pero el 19 de septiembre, cuando la Fiscalía citó más de 700 alcaldes, produjo un "clic", sostiene Le Monde. Por iniciativa de Nicolás García, vicepresidente comunista del departamento de Pirineos Oriental, un grupo de cargos electos mostraron su preocupación por la "represión ordenada por Madrid". Después se sumaron los 129 alcaldes del Sindicato Intercomunal para la promoción de las lenguas occitana y catalana. En los pueblos más próximos a la frontera y más implicados, relata, fueron más allá. El pequeño pueblo Pesillà de la Ribera, de 3.500 habitantes, publicó un tuit en su cuenta de Twitter donde decía que "las urnas no muerden". Todos sus concejales, de todos los partidos, atravesaron la frontera el 1-O.

El reportaje recuerda que el departamento de Pirineos Orientales es uno de los más pobres del país y que muchos jóvenes cruzan la frontera catalana para buscar oportunidades. "Muchos se sienten olvidados tanto por París como por la región", añade.

Una curiosidad que destaca el diario parisino es que en Elna se escondieron "decenas de urnas" y que "en la zona" eran imprimidas "a escondidas" las papeletas de votación. "Lo que pasó el domingo cambió la visión de los catalanes", sostiene Jean-Paul Alduy, exalcalde centrista de Perpiñán. "Ha sido un inicio de toma de conciencia".