La vía unilateral es en opinión del secretario general de Demòcrates, Antoni Castellà (Barcelona, 1970), la única posible para conseguir la independencia. No sólo eso, asegura que las fuerzas que no la defienden no son independentistas. Por esta razón, el partido que lidera, surgido de una escisión de Unión y que en las anteriores elecciones figuró dentro de la misma candidatura que ERC, ha apelado al resto de partidos independentistas para construir un "frente común" de cara a los próximos comicios para defender la vía unilateral. Paralelamente ha puesto en marcha las primarias para designar a sus candidatos, a las cuales este viernes se ha sumado Castellà. En la entrevista con ElNacional.cat el líder demócrata reclama que los partidos denuncien las investigaciones del denominado caso Volhov como una operación de espionaje dentro de la estrategia de represión del Estado.

Antoni Castellà Demòcrates - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

Demòcrates hace un llamamiento a construir un frente común del independentismo de cara a las próximas elecciones, pero al mismo tiempo abren las primarias para presentar listas en solitario si no es posible este frente...

Nos hemos dirigido a todas las formaciones políticas, todas nos han contestado para tener reuniones y sigue habiendo contactos. Mantenemos que es deseable un frente común lo más amplio posible para defender la vía unilateral. Pero eso no quita que, si no es posible, alguien tiene que representar esta opción. Y Demòcrates tomó la decisión de hacerlo. Por eso empezamos el proceso de elaboración de listas y programa y lo podemos hacer paralelamente a intentar llegar a algún tipo de acuerdo con más fuerzas políticas que defiendan la vía de la confrontación.

¿En qué tendría que consistir este frente común?
Tiene que consistir no tanto en el cómo sino en el qué: qué es lo que tiene que defender. Después de tres años, el mandato del 1-O está pendiente. Tres años de represión del Estado constatan que la opción de intentar que el Estado español reconozca a Catalunya como sujeto político por la vía del diálogo ha fracasado. Por lo tanto, es el momento de aprovechar estas elecciones para preguntar a la ciudadanía si está de acuerdo en empezar la vía unilateral, que es la única que no hemos probado.

¿En qué se traduciría esta propuesta unilateral?
La vía unilateral sencillamente quiere decir que haya una mayoría del Parlament que esté dispuesta a levantar la suspensión de la declaración de independencia del 27-O y un gobierno que esté conformado en el objetivo del ejercicio del control del territorio cuando se haga el pulso final. Sólo con estas dos condiciones sí que podemos recuperar la autoridad moral para convocar a la ciudadanía a la calle en una movilización sostenida en el tiempo.

La vía unilateral es ganadora. Es dura, tendrá costes probablemente enormes, pero es la única realista para llegar a ser un estado independiente

Para sostener el enfrentamiento con el Estado...
De hecho, es recuperar la estrategia ganadora del 1-O, cuando instituciones, partidos y ciudadanía toman una decisión soberanamente y la llevan hasta el final. Aunque el estado español intentó bloquear el 1-O con violencia, aquel día el Estado fue a la quiebra. Esta es la vía ganadora. Es dura, tendrá costes probablemente enormes, pero es la única realista para llegar a ser un estado independiente. Y la validación por parte de una vía democrática que son las elecciones es más necesaria que nunca. Pero eso quiere decir poner muy claramente en el programa qué es lo que vas a hacer si superas el 50%.

¿Y qué respuesta están recibiendo del resto de partidos?
En estos momentos hay aproximaciones y conversaciones. El éxito de una estrategia de este tipo lo que requiere es prudencia, pero todavía estamos a tiempo. No descartamos la posibilidad de que haya un acuerdo para defender la confrontación, la vía unilateral, lo trabajaremos hasta el final.

¿Pero un acuerdo de qué dimensión? ¿Un frente común de todas las fuerzas?
La primera condición es que el máximo de fuerzas políticas lleven en su programa la vía unilateral como solución para hacer realidad la independencia. Si además nos ponemos de acuerdo para hacer una única candidatura, eso sería lo óptimo. Pero este sería el cómo, para mí lo más relevante es el qué: que el máximo de formaciones independentistas que se presenten a estas elecciones lleven esto en el programa.

Tendría que haber un acuerdo transversal de que la estrategia que gane [el 14-F] sea la que siga la mayoría del independentismo

La unidad que propone parece imposible...
En estos momentos es evidente que la unidad estratégica de todo el independentismo es imposible. Las dos grandes estrategias sobre la mesa son el diálogo con el Estado, esperando que reaccione, o la confrontación. Si no hay acuerdo entre las formaciones políticas, quizás que se lo preguntemos a la ciudadanía, que las elecciones no sean unas elecciones autonómicas en las cuales haya una guerra fratricida entre el independentismo en función de quien tiene más poder, sino confrontar estas dos estrategias. Por eso hay diferentes niveles de acuerdo. Y, para mí, uno de los mínimos de acuerdo es que aquella estrategia que sea ganadora sea la que se siga.

¿Cómo?
Tendría que haber un acuerdo transversal en todo el independentismo de que aquella estrategia que sea ganadora sea la que siga la mayoría del independentismo.

Antoni Castellà Demòcrates - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

Tenemos una especie de guerra fratricida entre el independentismo a consecuencia también de la represión

De todos modos, las malas relaciones entre las fuerzas independentistas demuestran una dificultad muy grande para conseguir cualquier tipo de acuerdo. ¿Cuál es el problema?
El acuerdo sigo diciendo que es posible. Una parte de las fricciones y la competencia que hay dentro del independentismo es consecuencia de la represión del Estado. Pero además, cuando llegan elecciones —y aquí me permitirá que haga una crítica a las dos formaciones mayores [JxCat i ERC]— hay esta especie de competencia por quién tiene la hegemonía del independentismo. Esto es legítimo, pero es un error estratégico gravísimo cuando tienes delante a un adversario, un enemigo incluso podría decir, como el estado español, con todo su poder. El reto que tenemos delante es demasiado grande. A la larga eso caerá por su propio peso. Ahora tenemos una especie de guerra fratricida entre el independentismo a consecuencia también de la represión.

Volhov es una operación de espionaje político del Estado para enfrentar el independentismo. Tenemos que denunciarlo y no caer en la trampa

¿Se refiere a las conversaciones que se han filtrado de la operación Volhov?
El escándalo mayor de todo no es el contenido de las conversaciones, sino que estamos ante una operación de espionaje político. Amparado en un proceso judicial, pero de espionaje político. La mayoría de las filtraciones que han salido no tienen ningún interés en términos de un supuesto delito. Son sencillamente estrategias o valoraciones sobre liderazgos políticos de uno u otro lado. Tendríamos que ser muy contundentes todo el independentismo en denunciar que el Estado español está haciendo una operación de espionaje político. Esto es parte de la represión del Estado y lógicamente lo que busca es el enfrentamiento dentro del independentismo. Tendríamos que intentar no caer en la trampa. Reconozco que el sufrimiento del exilio y la prisión comporta que haya una mala relación entre las dos grandes formaciones políticas. Pero la mala relación tendría que ser muy superior con el estado español.

JxCat y ERC ya han denunciado este espionaje. ¿Qué más cree que tienen que hacer?
Empezaría no sólo por este tema, sino por lo último más grave que nos ha pasado, que es la inhabilitación de un president escogido por el Parlament. La única respuesta política contundente con impacto es convertir las elecciones en un plebiscito sobre la vía unilateral y de dar cumplimiento al 1-O. Eso resituaría la tensión ante el Estado. Decirle al Estado que hay una mayoría de ciudadanos de Catalunya que nos piden dar cumplimiento al mandato del 1-O y coger la vía directa unilateral, con todos los costes de enfrentamiento. Eso es una respuesta política contundente. El resto, con todos los respetos, es fuego de artificio.

Cuanto más agacha la cabeza el independentismo, cuanto más se aleja de la confrontación, más represión hay por parte del Estado

¿Estas filtraciones de la operación Volhov a las puertas de unas elecciones, pueden influir de alguna manera?
No tengo la sensación de que estén influyendo, pero tendrían que influir. Tenemos un riesgo enorme, que el marco mental en que nos sitúe el estado español sea todavía profundizar más una discusión de chismorreo interno sobre el contenido de las conversaciones. No podemos hacer unas elecciones al Parlament como si no estuviera pasando nada. Son una oportunidad perfecta para hacer un llamamiento a la ciudadanía sobre qué estrategia está de acuerdo la mayoría en asumir, con todos los costes que comporte. La experiencia de estos tres años nos dice que el independentismo, cuanto más agacha la cabeza o más se aleja de la confrontación, más represión hay por parte del Estado. El incentivo que tiene el Estado para incrementar la represión es en función de si tiene efectos políticos. Cuanta más represión hay y más se rebaja el discurso del independentismo, el incentivo del Estado es incrementarla todavía más. Uno de los errores enormes de una parte del independentismo es pronunciar el discurso de que se renuncia a la confrontación pero no al objetivo de la independencia. El incentivo del Estado es "si has renunciado a una parte, no pararé hasta que renuncies a la segunda".

Confrontación es lo que ha querido el Estado, que en tres años no ha dado ninguna muestra de querer sentarse en una mesa 

¿Por lo tanto la respuesta tiene que ser confrontación?
Es lo que ha querido el Estado, que en tres años no ha dado la más mínima muestra de querer sentarse en una mesa civilizadamente, intentando escuchar a la mayoría de la ciudadanía de Catalunya y buscando una vía de diálogo. El Estado español por activa y por pasiva ha dicho —y además no ha engañado— que en esta mesa de negociación se hablará de cualquier cosa menos de la soberanía del estado español, que es innegociable. No sé cómo nos lo tienen que decir. En esto son honestos, los españoles, no engañan. Cuando el Estado español no da ninguna vía más, la reacción de Catalunya tiene que ser por la vía de confrontación. De hecho el 1-O fue la vía de la confrontación. No es nada del otro mundo. Es complicado y tiene costes. ¿Pero el 1-O alguien piensa que lo habríamos hecho por la vía negociada y a través de una mesa de negociación? Si instituciones y una mayoría de la ciudadanía de un país toma una decisión de insumisión colectiva, desbordas a un Estado como el español.

El Estado ha dicho que la soberanía es innegociable. No sé cómo nos lo tienen que decir. En esto no engañan

¿Esta confrontación cómo se tendría que hacer? ¿Qué costes tendría? ¿Qué recorrido?
Todo eso está más que pensado y razonado. Tenemos ejemplos en el mundo. Es la fuerza de una mayoría democrática con las instituciones al lado. Si hay una mayoría del Parlament que hace una declaración de independencia, en el momento que tenga un gobierno que ha preparado toda la situación para hacer un llamamiento popular y, por lo tanto, el desbordamiento de la calle más el desbordamiento de las instituciones, esto produce el colapso del Estado. Tuvimos el ejemplo del 1-O. El 1-O el Estado quebró en el territorio catalán. Pues, es esto mantenido en el tiempo. Probablemente en un escenario de este tipo sí se puede producir una mesa de negociación.

No seremos independientes ante un Estado como el español gratuitamente. Tiene costes. La alternativa es la desaparición de Catalunya como nación

¿Todo eso se tiene que concretar y explicar cuando se proponen unas elecciones plebiscitarias, los costes y la necesidad de sostenerlo en el tiempo?
La sociedad catalana es lo bastante madura y ya tiene la suficiente experiencia de estos tres años. Pero se tiene que explicar, se tiene que ser transparente. No puede haber un discurso que un proceso de secesión no tiene costes. No seremos un estado independiente ante un Estado como el español gratuitamente, como ningún Estado del mundo se ha convertido en ello. Probablemente estamos en la mejor época de nuestra historia, tenemos un marco europeo, hay redes sociales, tenemos la fuerza de la democracia para que estos costes sean los mínimos posibles. Pero yo nunca evito decir que probablemente una decisión de este tipo te genera una crisis institucional tan fuerte que puede comportar unos costes incluso en términos de crisis económica. Claro que sí. Pero yo me planteo cuál es la alternativa. La alternativa de continuar dentro del estado español exactamente como estamos ahora nos produce a medio y largo plazo la desaparición de Catalunya como nación. Al final la actitud del Estado con respecto a Catalunya es sistemáticamente el no reconocimiento de que existe un hecho político, cultural y lingüístico, y por lo tanto la desaparición del mismo. Nuestra desaparición como pueblo es lo que nos estamos jugando.

Pero los partidos independentistas mantienen una dinámica ordinaria de negociación en Madrid con el gobierno del Estado, la negociación de presupuestos...
Sí, eso es lo que creemos nosotros que no tendríamos que estar haciendo. Aunque puedo reconocer que en un momento en que la estrategia del independentismo no es en términos generales la de la confrontación, ni hay una estrategia conjunta, ni hay un horizonte, es como si hubiéramos hecho una parada en que cogemos aire y en este impasse sí se tiene que gestionar el día a día. Y las formaciones políticas negocian exactamente al igual que lo podrían hacer en pleno autonomismo. Pero no es el mismo la autonomía que el autonomismo. Puedes gestionar una institución que ahora es autonómica con el objetivo de ponerla al servicio en el embate final que se convierta en institución de estado. Pero si utilizas la institución para hacer autonomismo no hace falta que pongas en el relato que tu objetivo es la independencia.

Antoni Castellà Demòcrates - Sergi Alcàzar

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La estrategia actual no es inteligente. Puede serlo si el objetivo es la distensión, o un acuerdo sobre presos políticos o exilio. Si eso es así se tiene que explicar

¿Y la llamada confrontación inteligente de Carles Puigdemont cómo encaja en este relato?
Una confrontación tiene que ser siempre inteligente. Estamos muy acostumbrados en la política catalana a adjetivar. Por ejemplo, el independentismo que no quiere decir que renuncia a la vía unilateral la llama inteligente. ¿Qué quiere decir, que el otro no lo es? Si alguien confronta porque quiere ganar, lo intenta inteligentemente. No sé cuál es la confrontación no inteligente. En cualquier caso, creo que la estrategia actual no es inteligente. Puede ser inteligente para otros objetivos, y son legítimos. Si el objetivo es la distensión, o llegar a algún tipo de acuerdo en que se liberen presos políticos o incluso el exilio pueda volver, que es inverosímil con el Estado español, pero es legítimo. Si eso es así se tiene que explicar. Lo que no vale es hablar de que unos son más inteligentes que otros para llegar a la independencia sin explicar por qué camino se llega. Soy consciente de que nosotros pronunciamos un discurso que puede sonar muy duro pero es el realista. Si no, reto a que alguien nos explique con hoja de ruta cómo se llega a un estado independiente.

¿Y comparte fijar como objetivo el 50% de los votos?
En absoluto. Estamos desorientando con un cierto discurso que marca como objetivo el 50%. Nosotros lo que planteamos es que el 50% es un instrumento y la pregunta es para hacer qué.

Precisamente ERC, con quién Demòcrates compartió candidatura el 21-D, sitúa como objetivo ampliar la base...
Esta estrategia de ampliar la base, ERC la decide posteriormente a las elecciones. Demòcrates se mantiene con la misma posición que el 2015. Formamos parte de JxSí porque defendía la vía unilateral hacia la independencia, hicimos un acuerdo con ERC porque ERC antes del 21D defendía la vía unilateral. Demòcrates no se ha movido. Legítimamente, ERC hizo un congreso y cambió la posición. Pero el acuerdo inicial era este.

Si no defiendes la vía unilateral es que no eres una formación independentista. No es lo mismo ser independentista y estar dispuesto a hacer la independencia.

Con el horizonte que plantea es muy posible que acaben presentándose en solitario a las elecciones, y en medio de una constelación de partidos...
​No es un escenario bueno ni malo. Depende. Si tenemos una constelación de muchas formaciones políticas pero todas llevaran en el programa electoral la estrategia de la vía unilateral, eso sería una buena noticia. Porque al final serían diferentes formaciones políticas, cada una dirigiéndose a su entorno pero con la misma estrategia. Nosotros nos presentamos en solitario paralelamente que defendemos que es deseable que nos pusiéramos de acuerdo el máximo de fuerzas para defender la vía unilateral. Pero esta vez lo que venimos a decir es que si nadie defiende la vía unilateral, no cederemos al chantaje de si hay mucha atomización o no del independentismo porque, para nosotros, no será atomización, porque si no defiendes la vía unilateral, déjemelo decir así, es que no eres una formación independentista. Lo puedes ser en términos de estética, pero no en términos de hechos reales. No es lo mismo ser independentista que estar dispuesto a hacer la independencia.

¿Y tantas siglas y partidos no pueden provocar confusión en los votantes?
No. La ciudadanía es inteligente. Nunca he pensado que la ciudadanía sea una especie de masa. Los ciudadanos catalanes deben de ser los más informados políticamente de toda la Europa occidental como mínimo. Por lo tanto, perfectamente informados e inteligentes para tomar su decisión.

¿Cómo están yendo las primarias de Demòcrates?
Se están presentando muchos candidatos y la idea interesante es que se están presentando candidatos de fuera de Demòcrates. Estamos acostumbrados en este país a que los partidos dicen que hacen primarias y en realidad no hacen, porque primarias es un proceso abierto a la ciudadanía. Nosotros hemos abierto un registro para que cualquier ciudadano de Catalunya mayor de 16 años que acepte la hoja de ruta que planteamos tenga derecho a votar la lista. Y cualquier persona que se sienta llamada a dar el paso para defender la vía unilateral se puede presentar a las candidaturas de Demòcrates. Estamos satisfechos porque hay gente que no es voluntaria de Demòcrates que ha hecho el paso. Esto es saludable políticamente. Defiendo que el día que seamos República este tiene que ser el sistema de partidos.

Antoni Castellà Demòcrates - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar