Si con su convención el PP quería emprender su enésimo giro al centro, está saliendo regular. Ayer la jornada la protagonizaron el ex de Ciudadanos Juan Carlos Girauta y el fundador de Vox Alejo Vidal-Quadras, que enmendaron esta pretensión de moderación. Hoy el invitado era el expresidente francés Nicolas Sarkozy, condenado por corrupción este mismo año. Pero la salsa la ha puesto el mismo Pablo Casado, que ha aprovechado la presencia del expresidente de la República para soltarse. Tanto, que el jefe de la oposición ha comparado a los aliados parlamentarios del Gobierno con los terroristas de Bataclan. Habrá que ver si mañana José María Aznar es capaz de llegar al listón en el acto que tienen en Sevilla.

En un acto en el auditorio del Museo Reina Sofía de Madrid, el presidente del PP ha reprochado los pactos de Pedro Sánchez con formaciones como EH Bildu o Esquerra Republicana. Y ha aprovechado la presencia del invitado para asegurar que en Francia nadie no habría entendido que Nicolas Sarkozy "hubiera pactado con los terroristas de Bataclan o con movimientos independentistas de algunos departamentos franceses". En este sentido, Pablo Casado ha sostenido que, "si un departamento francés hubiera declarado la independencia, (Sarkozy) habría actuado con la firmeza de la Constitución francesa". Cabe decir que, cuando tuvieron lugar los atentados en la sala Bataclan de París, ya hacía más tres años que el político conservador francés había dejado al Palau del Elíseo y se había retirado de la primera línea política.

Esta comparación la ha hecho para denunciar que el Estado español está "gobernado por comunistas, populistas y nacionalistas sectarios y supremacistas" que intentan "acabar con las sociedades abiertas" y pretenden imponer "ideologías caducas". Estas alianzas, ha denunciado, se sitúan en las antípodas de los principios fundacionales de la Unión Europea, que emergió "contra la guerra, contra el populismo, el nacionalismo y el comunismo", todos ellos "enemigos de la libertad".

El acto de este miércoles forma parte de la tercera jornada de la convención estatal del PP, que se desarrolla a través de 25 mesas de debate en seis ciudades españoles, culminando el fin de semana en Valencia. Fuentes de la dirección de Génova explican que con este cónclave Pablo Casado busca relanzar la marca del Partido Popular, situarlo como alternativa al actual Gobierno y "ampliar el PP a la derecha y a la izquierda". Todo esto, entre la presión de la madrileña Isabel Díaz Ayuso y los avisos de los dirigentes más moderados del partido. Entre la espada y la pared.

Apoyo de Sarkozy

Independentistas y terroristas han centrado justamente el coloquio con Nicolas Sarkozy, que en sus intervenciones ha cerrado filas con Casado. El expresidente de la República ha querido advertir que los movimientos independentistas como el catalán "no son sólo un problema para España", sino para toda Europa, porque podría tener un efecto contagio sobre otros movimientos, como en la isla de Córcega o en la vecina Bélgica. Por todo eso, ha expresado todo su apoyo al régimen del 78: "Sólo hay una España unida, que tiene la capital en Madrid y una corona con un rey que representa la unidad de España. Eso no puede cambiar nunca".