Hay tres ideas fuerza que los líderes de la Crida han intentado que arraiguen durante el congreso fundacional: no quieren la etiqueta de partido convencional, hay que potenciar al máximo la unidad soberanista, también en las elecciones, y una vez se alcance la República se disolverán.

El ya nuevo presidente, Jordi Sànchez, ha clausurado el congreso fundacional con una carta desde la prisión de Lledoners en la cual ha afirmado que "venimos a estar el mínimo tiempo posible, sí, tenemos prisa". Y ha insistido en que "la Crida no quiere instalarse en el sistema de partidos".

Sànchez ha fijado como el principal objetivo de cara a los próximos meses, trazar una estrategia conjunta y compartida entre partidos, entidades y sociedad civil, "corrigiendo lo que haya que corregir, porque lo necesitamos como el aire que respiramos." En relación a la manera como alcanzar la independencia, ha rehuido toda referencia a una nueva DUI, pero sí que avisa de que "no rehuiremos cualquier confrontación no violenta".

Antes de Sànchez ha tomado la palabra el secretario general, Toni Morral. El exalcalde de Cerdanyola con Iniciativa ha confirmado que "la Crida no presentará candidaturas a las elecciones municipales" de mayo. Eso sí, ha avisado de que presionarán todo lo que puedan para que las que haya sean el máximo de unitarias posible.

Los impulsores de la Crida se reivindican como los hijos del 1-O, como los que no van con el lirio en la mano, ni hacen a la puta ni la Ramoneta. Como aquellos que han nacido para desaparecer.