La víspera de una nueva reunión del Consejo de Asuntos Generales que tendrá encima de la mesa el debate sobre la oficialidad del catalán, el vasco y el gallego en la Unión Europea, el president de la Generalitat, Salvador Illa, y el lehendakari vasco, Imanol Pradales, han hecho llegar una carta a los socios comunitarios en que defienden el reconocimiento de las lenguas cooficiales. "Europa no sería Europa sin su diversidad lingüística. El catalán, el euskera y el gallego tienen mucho pasado, presente y futuro, y merecen ser plenamente reconocidos", advierte Illa, que ha dado a conocer la iniciativa a través de un tuit en la red X.

En la misiva, los dos presidentes subrayan que Europa simboliza unidad y diversidad y que, en el caso de España, su historia, cultura e identidad nacional están profundamente arraigadas en el multilingüismo, que representa a su vez una importante contribución a la cultura europea. Subrayan que ni España ni Europa se pueden entender sin la contribución de pensadores como Ramon Llull, sin la lírica medieval galaicoportuguesa o sin el legado de Bernard Etxepare. "Europa y España no se podrían entender sin las aportaciones contemporáneas de las lenguas catalana, gallega y vasca, habladas diariamente por millones de personas, con unos niveles de producción cultural y comunicativa plenamente comparables a las otras lenguas ya reconocidas como oficiales a las instituciones europeas", añade.

El escrito recuerda que la historia del multilingüismo en España ha resultado compleja, que ha habido "periodos oscuros de negación e incluso de represión de la diversidad", y que con la restauración de la democracia el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos se ha ampliado a todos los ámbitos, incluidos los lingüísticos. "El catalán, el gallego y el vasco se han convertido en lenguas plenamente oficiales, utilizadas en todos los ámbitos de la sociedad y sirven como pilares clave de la cohesión y la estructuración social", añade, además de asegurar que también la presencia en Europa de las lenguas cooficiales ha sido una preocupación del Gobierno español y que formó parte de las negociaciones durante el proceso de adhesión en 1985, aunque en aquel momento "la integración en el proyecto europeo se priorizó como una vía por consolidar la democracia por encima de la de cuestión lingüística, que se aplazó".

El escrito asegura que la reivindicación por la igualdad de los derechos lingüísticos nunca ha desaparecido a lo largo de estos 40 años, como lo demuestran las iniciativas impulsadas tanto desde las instituciones como desde la sociedad civil en Catalunya, Galicia y el País Vasco, así como el hecho de que desde el 2005 varios acuerdos han permitido utilizar las tres lenguas en instituciones como la Comisión Europea, el Consejo de la UE, el Ombudsman, el Comité de las Regiones o el TJUE.

Completar el proceso

"Cuarenta años después de la adhesión de España a la casa común europea, ha llegado el momento de completar el proceso de reconocimiento de sus lenguas oficiales como plenamente oficiales dentro de las instituciones europeas. La singularidad de nuestra realidad, la naturaleza de larga duración de esta solicitud y las garantías ofrecidas por las autoridades a los otros estados miembros tendrían que ser suficientes para resolver lo que es, fundamentalmente, una anomalía que se puede abordar fácilmente", añade el texto que reclama aplicar los principios fundacionales de la Unión a una reivindicación "de justicia lingüística que tiene un amplio apoyo social".

Los dos presidentes advierten que "sería difícil explicar a la opinión pública española" por qué razón no se resuelve esta cuestión o "justificar ante los ciudadanos que una UE fundada en el principio de unida en la diversidad imponga un modelo de un Estado una lengua a una ciudadanía que democráticamente se identifica como miembros de un Estado multilingüe".

El texto subraya que Europa vive un momento en que es importante fortalecer el compromiso y la identificación de los ciudadanos con el proyecto común y que la señal más clara, en este caso, sería el reconocimiento lleno de las lenguas como oficiales dentro de las instituciones de la UE. "Ha llegado el momento de completar un proceso de cuatro décadas. Ha llegado el momento de fortalecer Europa y su diversidad", concluye.

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