El president Carles Puigdemont se enteró de la decisión de la Audiencia territorial de Schleswig-Holstein de su libertad provisional a través de la radio. Tras esto, preguntó al personal del centro penitenciario de Neumünster y acto seguido recibió una llamada de su abogado. Esta fue la sucesión de hechos a través de los cuales el president confirmó la noticia de su liberación de la prisión donde pasó doce noches encarcelado. 

Puigdemont no celebró la decisión del alto tribunal con excesivo entusiasmo, si no más bien con calma, según han contado fuentes de la prisión alemana a Catalunya Ràdio. En el momento de conocer la noticia, el president tampoco preguntó cuándo sería liberado e hizo broma sobre Neumünster, centro penitenciario del que dijo "haberse adaptado bien".

La información ha salido a la luz justo el día después de que el president saliera de la prisión alemana tras sufrugar los 75.000 euros de fianza que permetian su salida del centro penitenciario. A su salida, el president exigió la "liberación inmediata" de todos los presos políticos que se mantienen encarcelados en prisiones españolas por la causa de rebelión.

Catalunya Ràdio

"Curiosidad" de los presos

La estancia de Puigdemont en prisión se ha marcado por la normalidad. El president ha compartido módulo junto con otros presos que se encontraban en la misma situación de prisión provisional. Los funcionarios de prisión han asegurado a la radio pública catalana que Puigdemont despertó la "curiosidad" de sus compañeros. "Le ofrecían constantemente café y le preguntaban si necesitaba algo".

Por lo que se refiere a los funcionarios, estos han declarado que Puigdemont ha sido un preso "tranquilo, cauteloso y discreto, que ha mostrado cooperación de todo momento".

¿Cómo era la celda de Puigdemont?

Puigdemont ha estado recluído en una celda de 9 metros cuadrados de tipo individual, con una cama, armario, escritorio y televisión. También contaba con un lavabo propio dentro del mismo espacio.

El president ha pasado muchas horas dentro de la celda, pues su rutina en prisión ha sido pautada: se levantaba a las 6:30 horas, tras lo que desayunaba. Por la mañana, la celda se mantenía abierta durante una hora y media. A las 12 horas se almorzaba y a las 17 horas se cenaba, tras lo que tenía otra hora y media de apertura de la celda.