Hace días que los diarios del Trío de la Bencina dejan caer como leña seca en un buen fuego muchas encuestas electorales donde sale mal parada la coalición entre el PSOE y Podemos (más socios locales) que gobierna numerosas capitales y autonomías. El panorama que presentan esos sondeos es el de un PP al alza que puede gobernar con los escaños de Vox —que empieza a pinchar—. Incluso en comunidades como Castilla-la Mancha o el País Valencià, donde hace años o muchos años que la derecha no gobierna. En Madrid, tanto en la autonomía como en la ciudad, los socialistas y aliados no tienen nada que hacer, según esos datos. El barómetro de abril de El País sobre las elecciones generales, sin embargo, tiene mejores noticias para los socialistas: pierden solo por seis décimas —casi un empate— y su tendencia es positiva desde el noviembre pasado, mientras que la del PP es estática y en ningún caso suma la mayoría absoluta con Vox. A los principales partidos dinásticos, pues, les irá del canto de un duro —La Razón lo cuantifica en un millón de votos—. En fin. No será una partida fácil y, además, sumar mayorías absolutas dependerá de pactos con los partidos pequeños.

En este contexto de incertidumbre e inquietud, en el que cualquier jugada suma o resta votos decisivos, se sitúan compromisos como el de Pedro Sánchez de este domingo: que el parque de viviendas de propiedad pública salte del actual 3% al 20%. En concreto, quiere poner en manos de municipios y autonomías unas 50.000 viviendas más a precio de alquiler social. No le tendría que ser difícil, dado que pertenecen a la Sareb, el banco "malo" público que en 2012 se quedó todo el ladrillo que los bancos no podían digerir. Esta decisión se suma a la limitación al 3% del aumento de los alquileres ya pactada con ERC y Bildu.

Es una propuesta muy golosa para los electores. Solo en Barcelona, por ejemplo, alquilar es un 19% más caro que hace un año. Por otra parte, tiene más sentido ofrecer vivienda pública a un alquiler bajo que controlar los precios de todo el sector. Si estás de acuerdo en que la vivienda es un bien social necesario, no te tendría que extrañar que haya una buena proporción en manos públicas, como pasa con la sanidad o la educación. Sánchez habla de eso, de controlar la oferta, el aprovisionamiento del servicio, más que de poner topes a los precios. España, además, lleva retraso: dispone de un 3% de vivienda social con respecto al total de construcciones, proporción que en los Países Bajos es del 30%, en Austria del 24% y en Dinamarca del 20,9%.

Naturalmente, los diarios más favorables al actual Gobierno dedican a la cosa posiciones preferentes en portada. El País abre con este tema. El Ara lo lleva en una buena promoción sobre el título principal. La Vanguardia lo da en la columna de los restos pero arriba de todo. El Periódico no dice nada de la cosa en portada. Curioso, porque es un tema que encaja con su perfil editorial de siempre. El Punt Avui tampoco lo menciona en primera página. El Mundo lo arrincona en un recorte en medio de la columna de restos: reconoce que el tema es importante pero no le quiere dar aire porque es una buena maniobra electoral de Pedro Sánchez.

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