La caja de resistencia para ayudar a los presos se renueva en la forma y en el fondo. En primer lugar, se ha constituido en la Asociación de Fomento de la Caja de Solidaridad, que estará encabezada por los expresidentes del Parlament Núria de Gispert y Ernest Benach. En segundo lugar, quiere ir ir más allá de "caras conocidas" de la política y ayudar también a aquellos miembros de los CDR o trabajadores públicos que se han visto afectados por la represión contra el independentismo.

La caja de solidaridad nació para hacer frente a las multas por el juicio del 9-N, y continuó después por las fianzas del caso 1-O. Ahora dan un paso más allá: las entidades ceden la gestión a una nueva asociación –con Gispert de presidenta y Benach de vicepresidente— que ayudará a cualquier afectado jurídicamente o económicamente por el proceso de independencia. "A partir de muy pocas semanas volveremos a tener problemas", ha asegurado Núria de Gispert, que ha advertido que "se ha ampliado y se ampliará más".

En este sentido, la expresidenta de la cámara ha señalado que, con los nuevos criterios, también se podrán acoger miembros de los CDR como Adrià Carrasco, mossos investigados para el 1-O, personas que hayan participado en manifestaciones pacíficas o trabajadores públicos. Han señalado que está abierto a todo el mundo y se analizará cada caso.

Por su parte, Benach ha lamentado que "lo que nació como respuesta a una situación muy concreta se ha visto ampliado porque son muchas las personas que hoy se ven afectadas". Ha apuntado que, durante el último año y medio, han recogido nueve millones de euros, y que ahora mismo hay tres en la caja. "Necesitamos refuerzos", ha indicado.