En medio de una gran crisis energética que puede empeorar de cara al invierno y por la cual ya se han aprobado nuevas normativas, la reanudación de la construcción del gasoducto Midcat se ha vuelto a poner sobre la mesa. Una parte implicada, el Estado, está totalmente a favor que se acaben las obras. Así lo anunció Pedro Sánchez ante la propuesta del canciller alemán, Olaf Scholz, pero ya ha chocado con el rechazo inicial de los socios minoritarios de la coalición, Unidas Podemos. Los morados no lo ven con buenos ojos por el impacto ecológico que podría tener el gasoducto, a la vez que un elevado coste y que las obras se alargarían demasiado en el tiempo. La otra parte, Francia, de momento, también se ha negado y rehúsa el proyecto. En esta situación, Bruselas también ha querido decir la suya y parece que se decanta más por la visión alemana y del PSOE, ya que ha abierto la puerta a financiar el proyecto (el dinero era una de las grandes dudas que generaba) con una condición: que haya un acuerdo entre países y Francia no parece estar demasiado por la labor.

¿Un proyecto antiecológico y demasiado caro?

El Midcat es un proyecto interesante para la Unión Europea porque permite avanzar en la interconexión entre algunos de sus países. Por eso mismo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha mostrado a favor de este tipo de iniciativas, ya que permitirían dar un paso adelante en la desconexión total de los hidrocarburos rusos. El Midcat, sin embargo, lleva 10 años parado y no se ha avanzado en este sentido. La euforia de Scholz, especialmente ligado a la energía rusa, y Sánchez choca con los informes negativos que ha ido recibiendo en los últimos años que van en la línea de las quejas de Podemos: es demasiado caro y malo por el entorno.

Desde el Gobierno, a pesar de la negativa de los socios, se ha ido insistiendo en que este proyecto se podría reactivar para hacer de enlace con el gas que llega del África y suministrar a otros países del continente. Ahora bien, el problema seguía siendo el dinero y remarcaba que la financiación tenía que venir de Bruselas, que hasta ahora no lo ha descartado. Según el diario El Mundo, desde la Comisión aseguran estar "preparados para dar proyectos que coinciden con los objetivos marcados por el plan|plano de REPoweEU. Con nuestras propuestas, ponemos a disposición de los Estados miembros fondos Europeos, aparte de aquellos disponibles bajo el Mecanismo de Conectar Europa, dirigido a proyectos de interés común".

El hidrógeno verde, uno imprescindible para el apoyo de Bruselas

Ahora bien, el apoyo (y el dinero) de Bruselas no serán gratis, ya que su exigencia es que el uso del Midcat trascienda el gas y también se pueda utilizar en algún momento por transportar hidrógeno verde, siguiendo el camino de la transición ecológica. Según han reflexionado desde la Comisión Europea en El Mundo, "una infraestructura transfronteriza como esta tiene que contar con más evaluaciones a largo plazo para aprovechar el gran potencial de hidrógeno renovable que tienen la península Ibérica y el norte de África".