Francia cierra la puerta. El gobierno galo no tiene pensado participar para acabar el proyecto del Midcat, el gasoducto que tiene que servir para comunicar la península Ibérica con la Europa central y permitir así la llegada de gas al continente. Y es que, ante las amenazas de Vladímir Putin, que podría limitar el suministro de gas a países dependientes como Alemania, el canciller Olaf Scholz pidió la semana pasada a sus socios europeos culminar el proyecto, que actualmente queda interrumpido entre Hostalric y Barbairan, en Occitania, dos localidades a 226 kilómetros de distancia. Según Scholz, si se hubiera construido del todo, "Europa no estaría en la situación de carencia en la cual ahora nos encontramos".

Después de este reclamo, rápidamente salieron representantes del gobierno catalán y del ejecutivo español dando su apoyo al proyecto y afirmando que trabajarían para culminarlo como antes posible. Incluso la ministra Teresa Ribera situaba en "ocho o nueve" meses el plazo previsto. Ahora, sin embargo, parece que no será tan fácil. Y es que el Ministerio de Transición Energética de Emmanuel Macron ha señalado que el proyecto "tardaría años a ser operacional y no respondería a la crisis actual", informa la Cadena Ser. Según el calendario francés, el Midcat se vería acabado cuando posiblemente las tensiones entre Europa y Rusia ya habrían pasado.

Como alternativa, Francia propuesta otra opción: construir terminales de metano en zonas marítimas de países como Alemania. "Los estados miembros de la Unión Europea que disponen de una fachada marítima han emprendido la construcción de terminales de metano, una solución más rápida que permite importar gas de los países del Golfo y de los Estados Unidos". En este mismo punto, consideran que estos terminales en el norte y este de Europa, "y especialmente en Alemania, representan unas inversiones menores y más rápidas, si son flotantes". La solución que propone Francia, pues, no pasaría por Catalunya.

Actualmente, hay dos gasoductos que cruzan los Pirineos por su franja oeste, concretamente a través del País Vasco y de Navarra. Según el mismo comunicado francés, estos funcionan "a pleno rendimiento desde el inicio de la crisis ucraniana", mientras que el Midcat permitiría doblar esta capacidad. Pero esta propuesta iría en la dirección contraria de lo que toca para hacer frente a la emergencia climática. Además, también se cuestiona que la instalación pueda servir por transporte gas licuado, como pretende el gobierno de Pedro Sánchez. "Las incertidumbres son muy elevadas", dice el comunicado.

El aviso de Jaume Giró sobre el proyecto

Sólo la semana pasada, después de la petición de Scholz y del optimismo del gobierno catalán y español, el conseller de Economía, Jaume Giró, hacía un llamamiento a la prudencia. En declaraciones al Telenotícies de TV3, advertía de que la construcción del Midcat "es una solución parcial y a medio plazo extremadamente compleja". Además, también avisaba de que no sería un proyecto "ni fácil ni rápido" porque dependería del visto bueno de la Unión Europea y del Elíseo. Precisamente ha sido París quien, por ahora, se ha desmarcado.