El Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha asegurado este jueves en su primera visita a Kosovo que su tarea como jefe de la diplomacia europea no es que los estados del bloque comunitario reconozcan a Kosovo, sino "facilitar el diálogo" entre Belgrado y Prístina para normalizar las relaciones.

Además de España, Chipre, Grecia, Rumania y Eslovaquia siguen sin reconocer la independencia de Kosovo, proclamada el año 2008. Después de reunirse con el presidente de Kosovo, Hashim Thaci, Borrell ha dicho, en declaraciones en la prensa, que la Unión "no está completa sin los Balcanes".

Además, el Alto Representante ha apuntado que la estabilidad en la zona es de interés para Europa, que "no se puede permitir tener otra vez los Balcanes separados".

¿Tiene razón Borrell?

Aunque la UE no tiene una posición hegemónica sobre la situación de Kosovo, 22 de los 27 estados-miembro (si ya no tenemos en cuenta al Reino Unido) reconocen la independencia de este país. Sólo cinco países todavía aguantan sin reconocerlo: Eslovaquia, Grecia, Rumania, Chipre y España.

Este hecho hace que, aunque la UE da libertad a sus estados-miembro sobre Kosovo, la voluntad de la mayor parte de sus miembros -entre los que se encuentran los tres principales países: Alemania, Francia e Italia- apostaría por la normalización del estatus de Kosovo.