Sólo El Mundo lleva en portada la noticia que adelantó La Información: la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) investiga al ministro de Exteriores, Josep Borrell, desde 2016, y le ha impuesto una multa de 30.000 euros por vender acciones de Abengoa aprovechándose de información privilegiada que conocía como consejero de esa empresa. En noviembre de 2015, cuando Borrell vendió las acciones (poca cosa: 9.030 euros), Abengoa, roída por las deudas, estaba al borde del concurso de acreedores.

Borrell estudia recurrir la multa.

Es extraño que no acabe en primera página un caso de esta gravedad en un ministro de tanto peso –no sólo por la calidad de su cartera, sino también por su influencia política en el gobierno de Pedro Sánchez, especialmente con respecto a la carpeta catalana. Los diarios son muy dueños de sus portadas, claro, y deciden como mejor les parece. Naturalmente, las víctimas y los estragos del temporal en Mallorca pasan por delante.

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Cuando Borrell era alabado por dimitir

El País tampoco lleva el caso Borrell en primera. Curioso. En 1999, las exclusivas de este diario sobre el fraude fiscal de dos excolaboradores de Borrell cuando era secretario de Estado de Hacienda lo hicieron dimitir de la secretaría general del PSOE, que había ganado al derrotar a Joaquín Almunia en las primarias de 1998.

Hoy es bueno leer el editorial que El País publicó entonces, el 15 de mayo de 1999, alabando la decisión de Borrell. "La mayoría de los políticos acogió con respeto una renuncia que a partir de hoy pone muy alto el listón ético en esa profesión". El diario se emocionaba, porque Borrell dimitía sin haber cometido ilegalidad, ni podía hacérsele ningún reproche "penal, civil o ético", y porque el argumento de su dimisión fue que "en política el cumplimiento estricto de la legalidad es imprescindible, pero no suficiente; que hay valores que tienen que dominar la acción política, por encima de las conveniencias partidistas".

El diario también explicaba que "el hecho de que su exmujer participara en un fondo de inversiones al lado de uno de estos antiguos colaboradores, convertidos en símbolo máximo de la desvergüenza, refuerza la impresión que no se trataba sólo de funcionarios desleales, sino de personas de su entera confianza personal. Por eso, la decisión de renunciar es prudente, y seguramente sabia".

Los disgustos

Por coincidencia, las acciones de Abengoa que Borrell vendió también eran de una exmujer. El ministro era el gestor, según El Mundo.

Este no es el único disgusto de Borrell con Abengoa. En 2012 tuvo que dimitir de la presidencia del Instituto Europeo de Florencia, centro que tenía actividades relacionadas con las energías alternativas... el negocio de Abengoa. El diario italiano La Repubblica explicó que Borrell, además, no había declarado al Instituto los ingresos procedentes de la empresa (300.000 euros al año), cosa que el ministro negó.

Borrell también fue citado a declarar por la Audiencia Nacional como miembro del consejo de administración que aprobó las millonarias indemnizaciones para la cúpula de Abengoa. El 9 de octubre de 2017, el juzgado central de instrucción 2 lo exoneró de la investigación al admitir que había delegado el voto para no participar en la discusión.

La penúltima de este caso en relación a Borrell es que diecinueve días después de la mencionada exoneración, el gobierno de Mariano Rajoy habilitó a la CNMV a no publicar según qué sanciones... un día después de resolver el expediente contra Borrell del qué se deriva la multa por uso de información privilegiada. Esta sanción cae dentro de los supuestos para los que el gobierno español permitía proteger de publicidad.

Un retraso curioso

La última tiene una relación indirecta. El pasado 4 de octubre, el Tribunal de Justicia de la UE confirmaba que España incumple la directiva europea sobre avisos de abuso de mercado, según explicaba la Agència Catalana de Notícies. La directiva que el Estado español no ha aplicado a tiempo fue acordada en 2014 por todos los estados miembros de la UE para luchar contra las manipulaciones de los mercados financieros con sanciones penales más duras por este tipo de delitos. La normativa establece penas de como mínimo cuatro años de prisión por manipular información privilegiada y de dos años por divulgar ilegalmente información confidencial. Mira por dónde.

El caso ha llamado la atención del Financial Times y de Bloomberg –dos de los tres líderes mundiales en información económica– e incluso el corresponsal del Times de Nueva York, siempre contenido, se hace eco del asunto en su cuenta de Twitter:

Todo eso es lo que no tiene espacio en las portadas de los diarios de Madrid este miércoles –tampoco en las de los diarios catalanes. Ahora conviene releer el editorial de El País de 1999 y despejar la la duda: por qué entonces la dimisión de Borrell era una "decisión prudente y seguramente sabia" y hoy un caso más grave cae fuera de todas las primeras páginas, salvo de la de El Mundo.