Bilingüismo sí, pero no en catalán. El Ministerio de Educación, Cultura y Deportes ha convocado ahora las becas para los participantes del Programa Intensivo de Inmersión Lingüística en Inglés. En medio de la polémica por las intenciones del gobierno español de convertir el castellano en lengua vehicular en la educación de Catalunya, el departamento de Íñigo Méndez de Vigo ha resuelto este febrero las becas para los alumnos españoles de bachillerato, diferentes grados medios como Artes Plásticas y algunas enseñanzas profesionales como Música o Danza.

Unas becas que sólo están financiadas por el gobierno español, sin ayuda de ningún fondo europeo, que llevan convocando desde 2011, y que, en sólo dos años, se han incrementado a casi el doble. Si bien en 2016 eran de un máximo de 553,59 euros —y se iban al extranjero—, ahora el límite es de 900 euros y se quedan en territorio español.

Según se puede leer en la convocatoria, los de Mariano Rajoy sustentan que "el aprendizaje de idiomas constituye un elemento que se ha vuelto imprescindible para desarrollarse en los diferentes ámbitos de la vida actual" tanto laboral como cotidiana. Un conocimiento de idiomas que, a primera vista, parece que aparte el catalán en los territorios donde está lengua vehicular, pero que lucha para que los menores tengan —ahora— un buen nivel de inglés.

Precisamente en este sentido, el secretario del Departamento de Educación, Marcial Marín Hellín, presume de que esta necesidad les ha llevado a "potenciar cada vez más el estudio de las diferentes lenguas, entre las cuales, resulta indudable que el inglés ocupe uno de los primeros lugares". De hecho, más tarde lo justifican sutilmente introduciendo el matiz "lenguas extranjeras".

 

La convocatoria se lamenta que, "aunque la enseñanza de esta lengua empieza en una edad más temprana que en la mayoría de países (no especifica si de la Unión Europea o de todo el mundo), los alumnos españoles no obtienen los resultados esperados" en esta lengua.

Ahora bien. Cambian el modus operandi y, en vez de llevar a los menores a un país extranjero, les dejarán en territorio español en un entorno que "simula de forma exacta las condiciones que [...] pueden darse en un país anglohablante" y aprovechan para tirarse flores porque consideran que, así, disfrutarán de una "atención más personalizada y estudiada". Sin embargo, en la convocatoria no se explica qué harán para aportar este valor añadido.