Extremadura celebrará el 21 de diciembre las primeras elecciones del nuevo ciclo electoral del Estado. Más de dos años después de las generales del 23-J y pasado un año y medio de las catalanas y europeas del 2024, los extremeños están convocados a las urnas. Después de ellos les tocará votar a los ciudadanos de Castilla y León y a los de Andalucía; y las tres comunidades autónomas habrán comenzado ya a pintar el nuevo cuadro autonómico, el nuevo equilibrio de fuerzas territorial con el que, en un máximo de año y medio, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se tienen que batir en unas nuevas elecciones estatales. El PP se expone a unos comicios agridulces. Son favoritos para ganarlos y también confían en que la popular María Guardiola continúe siendo la presidenta autonómica. Pero corren el riesgo de estar sometidos a una extrema derecha cada vez más reforzada. Paralelamente, el PSOE, en pleno cerco judicial e investigaciones por supuestos casos de corrupción, presenta en estas elecciones a Miguel Ángel Gallardo, un candidato que está imputado en el caso del hermano del presidente del Gobierno.
Guardiola convocó estos comicios por no haber sido capaz de aprobar los presupuestos autonómicos del 2026. Ha estado dependiendo de Vox desde las autonómicas del 2023. Las ganó el PSOE del ya fallecido Guillermo Fernández Vara con solo 7.000 votos de diferencia. Pero las derechas sumaban más escaños. En un primer momento, y a diferencia de Carlos Mazón, Guardiola se resistió a gobernar en coalición con la extrema derecha. Así como en el País Valencià el pacto entre ambas formaciones fue coser y cantar y los ultras entraron dentro de la Generalitat en un abrir y cerrar de ojos, Guardiola consideraba que el reparto de fuerzas legitimaba que Vox se limitara a dar apoyo externo. Al fin y al cabo, los populares habían obtenido 28 escaños y los ultraderechistas solo habían conseguido 5. Pero Santiago Abascal no dio su brazo a torcer y finalmente Feijóo empujó a Guardiola a aceptar la entrada de Vox en su ejecutivo.
Vox, de formar parte del ejecutivo a salir de él y no apoyar los presupuestos
Sin embargo, un año más tarde Vox acabaría saliendo por voluntad propia. Abascal instó a todas sus delegaciones territoriales a romper con los populares después de que PP y PSOE sellaran un pacto para repartir entre las diversas comunidades autónomas del Estado 347 menores extranjeros no acompañados que se encontraban entonces en las Islas Canarias. “Nadie nos ha votado para que continúe la invasión ilegal de 'menas'; no seremos cómplices ni de los robos, ni de los machetazos ni de las violaciones”, espetaba el líder ultra para justificar esta ruptura.
Ahora Guardiola ha decidido convocar elecciones después de que, no solo Vox ya no gobierne en coalición con ella, sino que, además, no ha sido capaz de aprobar con ellos los próximos presupuestos autonómicos. El riesgo que ahora corre es ser aún más dependiente de la extrema derecha. Porque ninguna encuesta la sitúa como ganadora con mayoría absoluta. De media, los estudios demoscópicos prevén un crecimiento de dos diputados (de 28 a 30) en una cámara donde la mayoría absoluta se alcanza a partir de los 33. Las encuestas también coinciden en pronosticar un auge de Vox. Actualmente tiene 5 parlamentarios y algunos estudios calculan que sumen a dos, tres o hasta cuatro más.
El PP teme el auge de Vox, pero pretende plebiscitar la victoria sobre el PSOE
Cuando en junio de 2024 todos los ciudadanos del Estado estaban convocados a las urnas para las elecciones europeas, el PP se esforzaba en enmarcarlas como un plebiscito sobre la pugna Sánchez-Feijóo. Esto sigue siendo así otra vez, porque dan por hecho obtener una contundente victoria sobre el PSOE. Ahora bien, los populares son más cautos en su batalla con Vox, en pleno auge de esta formación en el Estado y, por tanto, ante la posibilidad de que el PP quede aún más sumiso a la formación de extrema derecha.
Si bien la madrileña Isabel Díaz Ayuso realizó una maniobra similar de anticipar elecciones en 2021 y el andaluz Juanma Moreno hizo lo mismo en 2022, saliendo ambos reforzados, puede que no ocurra lo mismo con Guardiola. De hecho, durante la precampaña, Abascal —que en los carteles electorales de estas elecciones aparece en primer plano, por delante del verdadero candidato, el extremeño Óscar Fernández Calle— envió un mensaje a la actual presidenta de la Junta de Extremadura: “Tendrá que pasar por el aro o repetir elecciones”.
El PSOE presenta un candidato imputado en el caso del hermano de Sánchez
Todo este refuerzo de la derecha va en detrimento, por supuesto, del PSOE. También de media, las encuestas calculan que los socialistas sufrirían un batacazo en el que perderían unos tres escaños y pasarían de 28 a 25 representantes. Obtendrían de esta manera el peor resultado histórico de la formación. El objetivo, por tanto, es no hundirse y evitar una mayoría absoluta del PP. Miguel Ángel Gallardo no solo hace poco tiempo que es el líder del partido en esta comunidad autónoma. Si no que, además, prácticamente solo se le conoce por aparecer en las televisiones como involucrado en el caso de David Sánchez, el hermano del presidente del Gobierno. El candidato socialista, de hecho, está imputado. Y no es el único caso de supuesta corrupción que acosa al PSOE. Sin ir más lejos, las elecciones se celebrarán menos de un mes después del encarcelamiento del exministro José Luis Ábalos y su exasesor, Koldo García, por parte del Tribunal Supremo.
Gallardo está imputado en el caso que investiga la creación y adjudicación a David Sánchez —será juzgado por los delitos de prevaricación y tráfico de influencias— de la plaza de Coordinador de las Actividades de los Conservatorios de la Diputación de Badajoz. Si, resumidamente, se creó una plaza a su medida y se le concedió por el solo hecho de ser el hermano del líder del PSOE. Las acusaciones de este caso consideran que Gallardo, como presidente de la Diputación de Badajoz, estaba informado de todas las necesidades de personal y puestos que se iban a crear, se interesó directamente por las fechas mínimas para la adjudicación de un puesto de alta dirección y “consintió el aparente cambio de nomenclatura del puesto y creación de uno nuevo sin pasar por los trámites legales” necesarios. Las tramas de presunta corrupción del PSOE también se someten a examen en Extremadura.