48 horas después de su exabrupto levantándose de la Conferencia de Presidentes al oír al lehendakari hablando en catalán y vasco, Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a las andadas. Y ha puesto el dedo en la llaga. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha aprovechado su discurso en la concentración convocada por el PP bajo el lema “Mafia o democracia” para arremeter con dureza contra Pedro Sánchez (de forma mucho más vehemente que Alberto Núñez Feijóo) y volver a meterse con el catalán, el vasco y el gallego. “Un Madrid que entiende su pluralidad como nadie, porque de ella se compone desde hace siglos. Y por eso nadie es extraño en Madrid. Aquí nadie es foraster [en catalán], forasteiro [en gallego], mesetario [de la meseta], godo [de las Canarias], charnego [de Andalucía] o maqueto [en vasco]”, ha dicho usando (tangencialmente) las lenguas cooficiales. “La falta de libertad que se vive en España nos impide decir la verdad: España no es plurinacional. No somos extranjeros en nuestra casa y los que han expulsado todo el español viviendo de lo español para fabricar nuevas identidades son los que sobran”, ha proclamado. Su discurso ha sido mucho más incendiario que el de Alberto Núñez Feijóo, que ha apelado a la “centralidad” y a aparcar la “ira”.
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En su intervención, la presidenta de Madrid ha intercalado su obsesión por Catalunya con los dardos dirigidos a la Moncloa. “Desde este Madrid siempre se piensa en España, porque en Madrid oímos todos los acentos del español, nuestra riqueza cultural que también pasa por nuestras lenguas cooficiales en otras regiones”, ha asegurado después de plantar las intervenciones en euskera y catalán en la Conferencia de Presidentes. “Aquí no negamos a los niños su herencia de mil años en español y no manipulamos la historia para fabricar cuentos sobre lo que nunca sucedió”, ha añadido.
“¿Qué no daría cualquier otra nación por tener lo que nosotros tenemos? ¿Qué no daría cualquier nación del mundo por tener una lengua que una a 600 millones de personas por todo el mundo que nos sienta a dialogar y hablar en una mesa a lo grande sin artificios?”, se ha preguntado. Es el mismo argumento que esgrimió el viernes desde Barcelona, cuando defendió que “pocas naciones tienen una lengua común compartida por 600 millones de personas”. Por cierto, Ayuso tampoco ha desaprovechado la oportunidad de aludir a otra de las polémicas de la Conferencia de Presidentes: “Menos besos y más respeto por la verdad y por la libertad”, ha dicho después de que en Barcelona se negara a dar dos besos a la ministra Mónica García.
“Poner al frente a personas capaces de fabricar más corrupción para tapar corrupción se llama mafia”
En la carpeta de los ataques a Pedro Sánchez, Ayuso (a diferencia de Feijóo, que hoy no lo ha dicho abiertamente) ha comparado el Gobierno con la mafia en dos ocasiones. “Es un gobierno corrupto sin principios ni amor por su nación que fue capaz de poner al frente a personas capaces de fabricar más corrupción para tapar corrupción y eso se llama mafia”, ha proclamado. “Basta ya de arrinconar, perseguir y despreciar a los españoles a través de prácticas mafiosas”, ha reiterado. Y ha aludido también a regímenes no democráticos: “Las dictaduras entran a sorbos, poquito a poquito, de manera inocua, aparentemente inofensiva”. Con críticas dirigidas incluso al Tribunal Constitucional por su futuro aval a la amnistía: “Cuando la democracia popular suplanta a la liberal, se entra en dictadura. Cuando tres valen más que dos al margen de la ley, se entra en dictadura. Que es precisamente lo que pretenden dictar desde el Constitucional”. “España se ha adentrado por la peligrosísima senda de la dictadura de las minorías y de los resentidos”, ha concluido.
Feijóo pide “centralidad” y huir de la “ira”, pero reconoce “distintas intensidades” dentro del PP
Pocos minutos después, Alberto Núñez Feijóo ha reconocido que en el PP hay “distintos estilos e intensidades”. “Pero el mismo objetivo que compartimos: cambiar esta situación y este gobierno”, ha añadido para limar asperezas. El líder del PP ha pedido dejar a un lado la “furia” aunque “la pida el cuerpo”. “Con esta degradación hemos de acabar los españoles y no lo hagamos enfadados aunque lo estemos. Hagámoslo con grandeza, uniendo a la mayoría silenciosa que ha dejado de serlo cívicamente”, ha verbalizado. “No quiero un frente de la ira porque España no necesita revancha, necesita concordia. España necesita la revolución de la decencia y de la libertad”, ha recalcado. Y ha elogiado la “centralidad” como el “único espacio capaz de volver a reunir a la mayoría de españoles que otros se han empeñado a dividir”. “Esto es lo que va a abrir la puerta al Palacio de la Moncloa”, ha concluido.