Ninguna novedad. La sala de apelaciones de la Audiencia Nacional ha rechazado las nuevas pruebas planteadas por víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils el 17-A de 2017, y por los tres acusados y condenados Mohamed Houli Chemlal (53 años y medio de prisión), Driss Oukabir (46 años de prisión) y Said Ben Iazza (8 años), condenados por pertenecer a organización terrorista y tenencia de explosivos pero no por las muertes de las 16 personas y el centenar de heridos. El tribunal también descarta aclarar si el imán de Ripoll, Abdelbaky Es Satty, sigue vivo, aunque añade: “Las eventuales pruebas encaminadas a dejar constancia de su supervivencia pueden tener importancia en la búsqueda de la verdad material y la completa satisfacción de las víctimas, especialmente de los padres de un menor fallecido, y podrán producir efectos en una posible reapertura de la causa, pero en nada se ven afectados los hechos esenciales objeto de enjuiciamiento”. La Asociación 11-M y la Asociación Víctimas del Terrorismo también habían solicitado nuevas pruebas, como también algunos agentes de los Mossos heridos. No obstante, el tribunal afirma que revisará la documentación y periciales en la sentencia.

La revisión sobre si el imán de Ripoll sigue vivo fue solicitada por los abogados Jaume Alonso-Cuevillas y Agustí Carles, en nombre de Javier Martínez, padre de Xavi, el menor de 3 años atropellado mortalmente en la Rambla de Barcelona. Amparándose en el derecho a conocer la verdad reconocido en la Resolución 2005/66 del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y la Resolución 9/11 del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, solicitaban, como prueba a practicar en segunda instancia, la ratificación en juicio de la pericial realizada por las biólogas marroquíes que elaboraron el informe del 2018, sobre las muestras biológicas tomadas a familiares de Aldelbaky Es Satty. Y también de los datos genéticos supuestamente enviados vía Interpol.

El tribunal sí que acepta analizar en sentencia el dictamen pericial biológico emitido por los profesores Ángel Carracero Álvarez y Carles Pla Zanuy, el cual tenía por objeto determinar si la existencia de un vínculo biológico entre el ADN de los familiares del imán y un perfil de ADN a partir de una huella revelada en el lugar de los hechos, “cumple los estándares mínimos requeridos o requisitos legales exigidos por la normativa española para poder corroborar sus conclusiones y determinar si la identificación de ADN se ha hecho de manera correcta”.

 

Argumentos

El tribunal indica que, con independencia de que la sentencia de instancia analice detenidamente estas cuestiones y otras, advierte que la causa se sigue "contra los tres procesados y no contra los supuestos integrantes de la organización fallecidos y menos aún se enjuicia la muerte de Es Satty". Añade que la falta de ratificación de sus informes por los peritos marroquíes al no poder comparecer personalmente ante el tribunal de instancia por la situación de pandemia y la imposibilidad de hacerlo por videoconferencia al no contemplarlo el convenio entre España y Marruecos relativo a la asistencia judicial, es la base a los recurrentes para solicitar la práctica de esta prueba en segunda instancia. Pero asegura que "no es posible cuestionar un documento público extranjero obtenido conforme a su legislación, salvo que se vulnere la normativa internacional, y no es el caso", ni tampoco considera que supone una vulneración del orden público procesal o de derechos fundamentales y "menos aún el de proscripción de la indefensión".

La acusación también solicitaba la prueba por las razonables dudas sobre el número de personas que se encontraban en la casa de Alcanar, cuatro o cinco, ante lo manifestado por algunos testigos que afirman haber visto a Abdelbaky Es Satty salir sobre las 18:30 horas antes de la explosión de la casa de Alcanar.

La Fiscalía se ha opuesto a revisar el caso de Es Satty al asegurar que el perfil genético coincidente, codificado como TE-17-1321-5-CME-GI, fue objeto de consulta a través de Interpol, y tras la obtención mediante comisión rogatoria internacional a las autoridades judiciales de Marruecos de las muestras de ADN de la madre e hija de Es Satty, se concluyó por sus laboratorios oficiales la existencia de un vínculo biológico entre estas personas y el fallecido Abdelbaki Es Satty. Su certificado de defunción consta en la causa. Añade que del lugar de hallazgo de la furgoneta, en la que se encontró su teléfono y pasaporte, no puede deducirse su supervivencia, como tampoco del hecho de la utilización de un “buzón muerto”, dada la posibilidad de su uso por terceros. El Gobierno no ha querido aclarar si Es Satty era un colaborador del CNI cuando sucedieron los atentados.