Este es el artículo entero del Komsomolskaya Pravda, el segundo diario con mayor circulación de Rusia y con una tirada de 20.354.000 ejemplares, donde propone que el país actúe como mediador entre Catalunya y España para encontrar una salida al conflicto. 

Rusia y Catalunya deben sincronizar sus intereses nacionales

En 2019, celebramos el 80º aniversario del final de la Guerra Civil española. Un conflicto violento que tiene muchas similitudes con la actualidad. 

Gracias a los actores internacionales, el conflicto interno se convirtió en una guerra por el poder totalmente europea. Los republicanos fueron respaldados por la Rusia soviética, y los nacionales recibieron mucho apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista.

A pesar de que la ayuda rusa fue extremadamente limitada (el número de sus efectivos en la península Ibérica fue inferior a 2.000, mientras que Berlín y Roma habían enviado a 50.000 y a 150.000 hombres), la propaganda de la corriente principal europea describió este conflicto como una agresión rusa que obligaba a una solidaridad de todo Occidente. Pero la amenaza real no era Moscú, sino los regímenes fascistas que, al decidir practicar una experiencia de guerra moderna en España, desataron la confrontación más sangrienta de la historia de la humanidad solo medio año después.

La sociedad rusa de entonces consideraba la derrota de las fuerzas republicanas, incluida la Generalitat de Catalunya, como una tragedia propia y profunda. Cientos de huérfanos españoles y catalanes fueron evacuados, y hallaron refugio en las vastas estepas de la Rusia soviética.

Actualmente, la península Ibérica sufre un conflicto entre los unionistas y los secesionistas catalanes. Y, además, como hace 80 años, la propaganda afirma que el movimiento independentista catalán y su referéndum de 2017 han sido manejados como títeres por los rusos, aunque no existe ninguna prueba de ello. Y también se explican cuentos de hadas sobre brutales hackers rusos que accidentalmente provocaron la elección del presidente equivocado en el Estado más poderoso del mundo, Estados Unidos.

Quizás algunos patriotas catalanes se sintieron decepcionados por estas ridículas acusaciones, pero nosotros los rusos nos enfrentamos a una propaganda occidental tan absurda, a una ceguera falsa y a un doble rasero desde hace décadas. Occidente ha reconocido la independencia de Kosovo (sin ningún referéndum) en 2008 y ha obviado el referéndum para la unificación entre Rusia y Crimea de 2014. El mismo año, Occidente aceptó el referéndum escocés sobre la secesión y rechazó el de Donbass [en disputa entre Rusia i Ucrania].

La reacción de Occidente ante los casos exitosos de independencia (como el de Kosovo, que ya he mencionado, o el de Sudán del Sur en 2011) es muy interesante. ¿Por qué Occidente los reconoció pero obvió la apuesta simultánea de Catalunya?

En mi opinión, la causa es que Occidente solo apoya a los independentistas que estén dispuestos a convertirse en sus representantes después de obtener la independencia. Como en Kosovo, donde Camp Bondsteel, una de las bases militares estadounidenses más grandes y secretas, está operando desde la invasión ilegal de la OTAN en Yugoslavia en 1999.

Pero los catalanes, como nación antigua y muy desarrollada, no son títeres de nadie. Imaginen una base militar de EE.UU. en Catalunya. ¿No pueden? Esa es la explicación por la que el mundo libre descuidó el último movimiento de la liberación catalana.

En cualquier caso, aunque fue pacificado con una pequeña represión, el movimiento independentista catalán sobrevive. Lo mismo ocurre respecto a la península Ibérica (porque muchos catalanes y la mayoría de los hispanos son unionistas cuyos intereses también importan).

Ahora o en el futuro, este problema debe ser resuelto, y la solución debe ser pacífica y democrática.

Entre los actores mundiales, solo existe un país que proporciona estabilidad y no esclavitud política o económica. Es mi madre patria, Rusia. Con la negociación de Rusia, ha empezado finalmente un proceso pacífico y un diálogo inclusivo en Siria, donde Moscú ha conseguido reunir en una mesa a entidades muy diferentes, desde la oposición democrática siria hasta las fuerzas kurdas y las de Assad.

Los rusos y los catalanes no tienen nada que discutir, sino mucho que compartir. Y también España, que es el único gran país europeo que nunca ha tenido una guerra con Rusia.

Por lo tanto, en caso de que los habitantes de la península Ibérica lo soliciten, Moscú está dispuesto a proporcionar su ayuda una vez más, lo que permitiría mantener la estabilidad en nuestra casa común europea.

Edvard Chesnokov, autor del articulo y director adjunto del periódico rusoKomsomolskaya Pravda.