El decreto lingüístico que regulará el conocimiento de catalán que deben de tener los enfermeros y médicos para trabajar en el sector sanitario de las Islas Baleares ha encendido —todavía más— a algunos diarios de Madrid que, tras animar a Mariano Rajoy a usar el artículo 155 para imponer el castellano en Catalunya, ahora consideran que la presidenta de Baleares, Francina Armengol, es "más radical" que Carles Puigdemont, quién no llevó la cuestión lingüística al ámbito sanitario.

La inmersión lingüística se ha convertido en el tema estrella de los últimos días y las editoriales de los grandes rotativos españoles se han llenado de críticas a los catalanes que rechazan el castellano como lengua vehicular para el estudio de los menores catalanes, así como de aplausos al gobierno del PP por usar la Constitución española para terminar con la "imposición del catalán".

Ahora, pero, le ha tocado recibir a Baleares. Después que ayer se celebrara una protesta por las calles de Palma de Mallorca en contra del proyecto de decreto que pretende exigir a los profesionales sanitarios que trabajan en las islas que sepan el catalán para ejercer.

Romper el bilingüismo

La Razón tiene claro que esto responde a una "irresponsabilidad" del gobierno balear e insisten —como llevan días haciendo— en que "la inmersión lingüística acaba siendo contraproducente para la lengua que se quiere apoyar" porque, según su punto de vista, "la lengua «oficial», la usada por todos los estamentos de poder –político, económico, cultural y élites sociales–, acaba convirtiéndose en la expresión sólo de una parte de la sociedad".

Precisamente por eso, cargan fuerte contra las iniciativas tanto de Baleares como de Catalunya en favor del catalán, medidas que consideran que son "coercitivas", y lo ejemplifican con la obligatoriedad de rotular en catalán en los comercios, aunque, a su parecer, la medida emprendida por Armengol "da una vuelta de tuerca aún más radical".

Todo esto, sustentan, es una estrategia para "romper con el bilingüismo [...] y el trilingüismo", hecho que, avisan, "se trata de un error inmenso que abona un conflicto puramente identitario". Un hecho que, para los de Francisco Marhuenda, representa "poner sobre la mesa su carácter conflictivo" porque, aseguran, "entrar en una guerra de lenguas es un retroceso".

Rehenes del nacionalismo

El Mundo, en la misma línea que La Razón, bautiza su editorial bajo el título "Despótica deriva catalanista del Govern balear", una deriva que, a su juicio, responde a "la desmedida ambición" de la presidenta de Baleares, que "ha convertido a los ciudadanos de las islas en rehenes del nacionalismo catalanista radical de Més y Podemos".

Aplaudiendo la manifestación en que algunos ciudadanos reclamaban que no se apruebe este decreto porque "los idiomas no salvan vidas", el diario citado señala que el ejecutivo balear "antepone el conocimiento del catalán a la preparación profesional y académica de los aspirantes a una plaza en la sanidad pública", algo que, subrayan en negrita, "ni siquiera Puigdemont se atrevió a legislar en Catalunya".

Justamente por todo esto, critican "la obsesión identitaria de Armengol" por haber "dedicado sus mayores esfuerzos políticos a convertir la comunidad autónoma en parte subsidiaria de esa ficción cultural, histórica y jurídica denominada Països Catalans", hecho que demuestra, siempre según su punto de vista, que "está dispuesta a ceder ante sus socios de gobierno, aun a costa de pisotear los derechos civiles de la mayor parte de la sociedad balear".

Por todo ello, emplazan al líder del PSOE, Pedro Sánchez, a "reaccionar ante esta deriva despótica y catalanista del socialismo balear, que no hace sino romper la convivencia e instaurar el enfrentamiento social". Y es que, insisten, "la identidad cultural ni debe imponerse ni sustituir a la gestión de los asuntos que preocupan a los mallorquines".