Hacía más de dos meses que Pere Aragonès no comparecía en el Parlament. Este jueves ha vuelto, todavía en calidad de vicepresidente en funciones de president. De sustituto. Durante la sesión de control ha querido redoblar la presión sobre Junts per Catalunya para que no se alargue más la materialización del acuerdo para investirlo. "Hay que poner en marcha el gobierno lo antes posible", ha repetido, esta vez desde la solemnidad de su escaño. Los junteros no se han dado por aludidos. "A pesar de estar en funciones, el gobierno gobierna", ha remarcado su jefe de filas en la cámara catalana, Albert Batet.

El tira y afloja de la negociación se ha trasladado en el hemiciclo, eso sí, sin exabruptos entre los socios. Sin más reproches que los habituales. El más contundente ha sido Josep Maria Jové. Aprovechando su turno para preguntar a Aragonès, el presidente del grupo parlamentario de ERC -y miembro del equipo negociador- ha ido al grano. "Querríamos que esta fuera la sesión de investidura, o todavía mejor, del nuevo gobierno", ha manifestado. Siguiendo la línea marcada por la cúpula republicana ya hace un par de semanas, ha lamentado que "no tiene sentido" que no se avance para formar gobierno y ha recordado Junts -sin mencionarlos- que "no valen excusas". "No queremos ni agotar ni jugar con los plazos", ha advertido, invitando a sellar el acuerdo "esta semana mejor que la que viene".

Aragonès ha subrayado la "necesidad de poner en marcha" el consejo ejecutivo. Y ha acompañado el ruego de una radiografía de las crisis que vive Catalunya para evidenciar la urgencia de un gobierno en plenas facultades, que deje de ser provisional siete meses después. El 12,9% de parados, el riesgo de profundizar en las desigualdades, devolver la seguridad y la confianza a los jóvenes, sacar a las personas mayores del aislamiento provocado por la pandemia, poner las bases del nuevo modelo productivo y resolver el conflicto con el Estado. Son algunos de los elementos que ha destacado el todavía vicepresidente.

Fuentes del partido de Junqueras reconocen en ElNacional.cat que dan por hecho que no se cerrará nada definitivo antes del sábado. "Es imposible, queda mucho trabajo por hacer", apuntan. Conscientes de esta realidad, confirman que presionarán a Junts para, como mínimo, anunciar un principio de acuerdo antes del sábado, que salve de alguna manera el ultimàtum que pusieron hace unos días.

Desde Junts, sin embargo, hacen oídos sordos al "tenemos prisa" de ERC. Durante su intervención, Albert Batet ha puesto ejemplos que, desde su punto de vista, demuestran que aunque esté en funciones, el ejecutivo tiene margen de maniobra. Concretamente se ha referido en "el acuerdo histórico para condonar la deuda a familias vulnerables que sufren pobreza energética" o la campaña de vacunación que ha permitido poner ya más de dos millones de dosis.

 

Critica compartida a Sánchez

Más allá de los tempos de la negociación, ERC y Junts han coincidido en denunciar la actitud del Gobierno en la gestión de los fondos europeos. Aragonès ha denunciado que "la cogobernanza -promesa por Pedro Sánchez- no se está haciendo realidad". En este sentido, ha criticado que el presidente español presente este viernes en Europa un plan que no ha consultado antes con los gobiernos autonómicos. "Es grave", ha concluído, advirtiendo que "no puede pasar que el plan Marshal quede parado por la burocracia del Estado".

Illa pide un paso al lado

A su vez, los comunes y el PSC han querido hurgar en las discrepancias existentes entre ERC y Junts. El socialista Salvador Illa ha emplazado Aragonès a "hacerse a un lado" y dejar que él se ponga. "Cada día que pasa se debilita más su autoridad", ha sentenciado.

Los comunes no pierden la esperanza

Más constructivos han sido los comunes. David Cid ha insistido en que mantienen la "mano tendida" en ERC para que consume el divorcio con Junts y se lance a sus brazos para compartir gobierno de izquierdas. "Es momento de mirar a los ojos a los ciudadanos y decirles que no se entienden". "Tiene la opción de ser el presidente de un gobierno de transformación, no sea el presidente de un gobierno de la resignación".

Con respecto a la CUP, los anticapitalistas mantienen la estrategia de estirar Aragonès hacia la izquierda. Eulàlia Reguant le ha reprochado las ayudas aprobadas por la Generalitat en la cadena de gimnasios DECIR, "vinculado a la antigua convergencia", mientras este viernes se desahuciará el gimnasio popular de Sant Pau y el deporte de base "se afana por recibir ayudas".

Este jueves los equipos negociadores de ERC y Junts volverán a reunirse. Sobre la mesa, el grande escoge, cómo unificar la estrategia para avanzar hacia la República.

En la imagen principal, Aragonès vota en el Parlament. / EFE