Durante la campaña electoral quedó patente la distancia entre ERC y Junts sobre la estrategia para alcanzar la República. Ambos coinciden en querer la independencia, pero discrepan sobre cuál es el mejor camino para llegar. Y este es el meollo de la negociación, que explica por qué no se ha cerrado todavía un acuerdo para repetir coalición, cuando ya han pasado más de dos meses de las elecciones. Las conversaciones no están atascadas, de hecho, la cumbre de este martes en Lledoners sirvió para seguir avanzando en múltiples carpetas. Cada paso adelante, sin embargo, se hace arrastrando el lastre de la hoja de ruta. Así lo corroboran fuentes de uno y otro lado.

Este miércoles, después de la cita al más alto nivel entre Aragonès, Junqueras, Sànchez, Artadi, Jové y Rius, la interlocución ha continuado entre los equipos negociadores, que han hecho trabajo en ámbitos sectoriales. Ahora mismo, según confirman varios actores a ElNacional.cat, ya hay —como mínimo— dos carpetas resueltas. Una tiene que ver con los mecanismos de coordinación interna para solventar futuras crisis en el gobierno, a través de cinco espacios que se reunirán periódicamente para evitar o apagar incendios. El otro asunto resuelto es la acción coordinada en el Parlament. Hay una tercera a punto de caramelo, la de las políticas sociales que aplicará el nuevo ejecutivo. En cambio, todavía se tiene que ir puliendo todo aquello relacionado con los temas puramente económicos.

En Lledoners, ERC y Junts abordaron por primera vez como tendría que ser la estructura del nuevo gobierno. Aragonès expuso su propuesta y espera respuesta de Junts. Fuentes del partido de Puigdemont explican que necesitan, por lo menos, un par de días para estudiarla y hacer una contrapropuesta.

El elefante en la habitación

En todos los encuentros mantenidos entre ERC y Junts sobrevuela lo que algunos implicados han bautizado como "el elefante en la habitación". Es decir, que aunque se vaya adelantando y cerrando carpetas, los dos partidos saben que queda por solucionar el doble gran obstáculo: qué hará el gobierno si dentro de dos años certifica que la mesa de diálogo con el Estado no progresa y quién marcará el paso y llevará la batuta.

Desde Junts explican que a diferencia de la CUP, que acepta dar dos años de margen a la negociación con Madrid sin implicarse ni compartirla, a ellos les tocará formar parte en tanto que miembros del gobierno. Es por eso que exigen a ERC clarificar cuál será la alternativa y dejarla por escrito. La propuesta de los republicanos de prepararse para "un nuevo embate" —como figura al acuerdo con la CUP— no les parece suficiente.

La tutela de Aragonès

Por su parte, ERC detecta en Junts la voluntad de limitar las funciones del futuro president, Pere Aragonès, reservándole la comandancia de la gestión del día a día pero apropiándose del poder de decisión sobre la estrategia independentista. Esta discrepancia se traduce en cómo interpretan el papel de la llamada "dirección colegiada" del procés, un nuevo sanedrín que fije el rumbo y que tendría que incluir a los tres partidos independentistas más la ANC y Òmnium. No hay acuerdo sobre cómo encajar aquí el Consell per la República, una pieza imprescindible para Junts a la que ERC quiere reservar sólo la tarea de internacionalización de la causa catalana.

Con estos mimbres, todas las partes dan por hecho que es imposible cerrar un acuerdo esta semana, tal como habían exigido los republicanos. La mayoría de fuentes coinciden en señalar más bien hacia la segunda quincena de mayo. El sábado expira el límite que ERC puso para sellar un pacto de gobierno con Junts, cosa que no pasará. Una vez se constate que se incumple el plazo, los republicanos escenificarán su malestar y pondrán —ya formalmente— encima de la mesa de los junteros la posibilidad de gobernar en solitario con su apoyo externo. Si el 26 no hay investidura, se tendrán que repetir las elecciones.