Uno de los detonantes de la guerra civil del Partido Popular, que acabó con la cabeza de Pablo Casado rodando, se queda en nada. Se trata de las comisiones que habría comprado el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. A principios de este año, la noticia de la compra desde el gobierno de Madrid de mascarillas a los Tomàs Díaz Ayuso trastornó los populares, pero no tuvo casi efecto sobre la presidenta de Madrid. Parecía que el único impacto que esta polémica podría tener sobre Ayuso sería a través de los tribunales, pero tampoco será eso. Este jueves la Fiscalía Anticorrupción ha archivado las diligencias de investigación que abrió para dilucidar si hubo delito a los contratos al hermano de la presidenta Madrilenya, por los cuales habría cobrado 55.000 euros.

No solo su hermano se ve liberado de la lupa judicial, sino la misma Ayuso. Según elDiario.es, Anticorrupción descarta del todo cualquier investigación contra Isabel Díaz Ayuso. "La hipótesis delictiva planteada por los denunciantes se fundamentaba en una secuencia de hechos de la que inicialmente no se deducían indicios razonablemente verosímiles ni de la realización del hecho investigado, ni de su carácter delictivo ni de la responsabilidad en este de la persona aforada", se afirma desde la fiscalía.

El fiscal en ninguna Anticorrupción, Alejandro Luzón, justifica la decisión afirmando que la investigación llevada a cabo ha permitido descartar la existencia de conductos penalmente relevantes en este proceso de adquisición de mascarillas y en que destaca que Ayuso "no ha intervenido en el procedimiento" porque el Consejo de Gobierno "no es un órgano de contratación a la Comunidad de Madrid".

Mascarillas de baja calidad

Al margen de investigaciones, lo que se ha acabado descubriendo es que las mascarillas que vendió Tomàs Díaz Ayuso eran de calidad inferior a la que fijaba el contrato. En el contrato del portal de transparencia se asegura de que la Comunidad de Madrid compró a la empresa en cuestión mascarillas FFP2 y FFP3. Es decir, las que más protegen. Sin embargo, la empresa del hermano de la presidenta madrileña entregó unas mascarillas más baratas y de menos calidad: KN95.

El tipo de mascarillas que suministró la empresa del hermano de la presidenta se pueden hacer servir sin problema, no están en sí defectuosas. Ahora bien, no son las que prometió en el contrato por el cual podría haber llegado a embolsarse hasta 55.000 euros. La desesperación para conseguir material sanitario al principio de la pandemia podría haber facilitado que se pasara por alto este factor.