Ni el mismo Xavier García Albiol se esperaba hoy volver a besar la vara de alcalde de Badalona. El popular veía ya "cerrado" el pacto de izquierdas para desbancarlo, que calificaba "de indecencia", y consideraba que las desavenencias entre Guanyem y PSC de las últimas horas eran una pura "escenificación". Aunque ha ido al pleno con dos discursos bajo el brazo, cuando ha salido de casa poco se esperaba acabar utilizando el que lo convertía en alcalde. Las lágrimas que no ha podido retener cuando ha jurado el cargo así lo demuestran.

Cinco años después de haber visto como la alcaldía de la ciudad se le escapaba de las manos por un pacto de los partidos de izquierdas en su contra, y que llevó a la alcaldía Dolors Sabater, y de volver a revivir la jugada el junio pasado en favor del PSC, Albiol ha visto este martes como los mismos partidos le servían en bandeja volver a la alcaldía. Este vez no por un pacto, sino por las desavenencias, los recelos y las confianzas rotas que hace tiempo que impregnan la política badalonesa.

Después de varias derrotas y fracasos, tanto en política municipal como en su etapa nacional, Albiol ha conseguido renacer de las cenizas, como si de un ave fénix se tratara. Desde este martes al mediodía vuelve a ser alcalde de Badalona.

Tres victorias, tres derrotas

Tres elecciones ha ganado y tres veces se le ha escapado la alcaldía de las manos. En 2011, cuando consiguió la primera victoria con 11 concejales de 27 y casi 27.000 votos, besó por primera vez la vara de alcalde, a pesar de no conseguir mayoría absoluta. Fue la primer y última vez. En el 2015, a pesar de repetir victoria y aumentar el número de votos –30.500 pero 10 concejales–, vio cómo un pacto de izquierdas a su contra llevaba a Sabater a hacerse con la vara.

Tres años después lo volvía a intentar con una moción de censura, pero tuvo que ceder el liderazgo a los socialistas para sacarla adelante. Y en el 2019, con una victoria reforzada –37.506 votos– pero insuficiente –11 concejales de 27–, veía como el PSC, a quien había ayudado a hacerse con la alcaldía un año antes, no le devolvía el favor. El socialista Àlex Pastor decidió jugar al todo o nada y presentarse a la alcaldía después de otra negociación fracasada de las izquierdas. En aquella ocasión, a diferencia de ahora, la candidatura socialista salió adelante porque Sabater se retiró la de la carrera a última hora ante de la presión que Albiol fuera alcalde.

El pasado 21 de abril, en plena crisis del coronavirus y cuando nadie veía posible ningún cambio de mayorías en la alcaldía de Badalona, el tablero de ajedrez que es la política badalonesa se volvió a mover. Pastor era pillado saltándose el confinamiento, conduciendo bebido y agrediendo a un Mosso d'Esquadra, a quien acabó mordiendo. Una escena dantesca que lo llevó a firmar su dimisión detenido en una comisaría, y que ha llevado de rebote el resurgimiento de Albiol.

De presidente del PP, a ser el apestado por Casado

Las victorias inapelables de Albiol en Badalona lo llevaron en marzo 2017 a asumir la máxima representación del PP en Catalunya, la presidencia del partido. La fortuna, sin embargo, le duró poco. La terrible derrota que sufrió en las elecciones del 21-D, pasando de 11 diputados a 4 y dejando el partido en una posición marginal y dentro del grupo mixto en el Parlament de Catalunya, lo dejaron muy tocado. Ni siquiera en Badalona, su gran feudo, consiguió unos resultados decentes. Fue sexta fuerza con sólo un 8% de los votos, mientras que Cs se llevó la primera posición con un 31% de los votos.

Si hubiera sido por el líder popular habría dimitido al día siguiente mismo, o incluso aquella misma noche, pero desde la Moncloa, donde entonces gobernaba todavía el PP de Marinao Rajoy, le pidieron que se quedara hasta que pudieran hacer un relevo en condiciones. Su marcha de la presidencia del partido llegó finalmente en noviembre de 2018, cuando Alejandro Fernández cogió las riendas, y la renuncia al escaño del parlamento, pocos meses después.

Albiol debate investidura 2 Sergi Alcàzar

A partir de entonces, Albiol y PP decidieron renunciar uno del otro. El ahora ya nuevo alcalde de Badalona renunció a las siglas del partido en su campaña para la alcaldía de 2019 y los populares tampoco le pidieron que interviniera en ningún acto de la campaña de las generales de abril. La separación llegó al punto que Albiol se atrevió a criticar en público al nuevo líder popular, Pablo Casado, por las alianzas con Vox y verbalizó que si se hubiera hecho caso a los populares catalanes, el conflicto independentista no habría cogido la dimensión de 2017.

Desde entonces se convirtió en uno apestado dentro del nuevo PP de Casado. Incluso hoy, en su discurso una vez investido alcalde ha querido dejar clara la distancia con los populares: "soy más militante de Badalona que de mi partido", ha dicho.

Albiol renace de las cenizas

A pesar de todo, Albiol, hijo de un camionero nacido en Almería y una peluquera catalana y criado en el barrio de la Morera de Badalona, ha conseguido renacer de sus propias cenizas y este martes se ha convertido, de nuevo, en alcalde de la cuarta ciudad más poblada de Catalunya. Visiblemente emocionado y todavía sin acabar de creerse lo que acababa de pasar en el pleno de investidura, el líder popular ha asegurado que no utilizará el Ayuntamiento de manera "partidista" y ha pedido consensos y colaboración a todos los partidos para dejar atrás la confrontación "de todos contra uno".

Las cosas, sin embargo, no serán fáciles para el nuevo alcalde. Le faltan tres concejales para la mayoría absoluta y tendrá que conseguir llegar a acuerdos con la oposición si quiere sacar adelante sus proyectos. Albiol es visto con muchos recelos por toda la oposición badalonesa por sus políticas conservadoras y por su discurso racista. Sólo hay que recordar que uno de los grandes hits que llevaron a Albiol a la alcaldía fue la campaña Limpiamos Badalona que, casualidades de la vida, fue diseñada por su asesor de entonces Ivan Redondo, ahora mano derecha de Pedro Sánchez en la Moncloa.

Con los partidos badaloneses con la mirada más puesta en las elecciones de 2023 y ante la necesidad de marcar distancias con los populares, Albiol tendrá que sudar la camiseta para conseguir acuerdos. Más incluso que cuando jugaba a las categorías infantiles del Joventut. Y tendrá que lidiar con una crisis puesto coronavirus que no le posará las cosas nada fáciles. El tiempo dirá si sale reforzado de cara a las nuevas elecciones o se vuelve a convertir en ceniza.