Frente común entre el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para internacionalizar la actitud del Gobierno español ante la crisis de los refugiados. En un foro en Barcelona organizado por el Diplocat y el Ayuntamiento de Barcelona, que ha reunido varias autoridades regionales y locales europeas, ambos dirigentes han apuntado al Estado como obstáculo para ser territorio de acogida.

“Ha sido inadmisible e injustificable”, ha clamado Colau, reivindicando que desde el consistorio “hemos hecho el máximo posible para atender a las personas que llegan” a la capital catalana. “Aunque (el Estado) no haya permitido la reubicación, en tres meses han llegado 600 personas a Barcelona por sus propios medios”, ha remachado.

Que la competencia en materia de acogida recaiga en manos del Estado ha sido negado también por Puigdemont como freno. Después de la carta a la Unión Europea en que el Ejecutivo catalán se comprometía a recibir hasta 4.000 personas, ahora asegura que ante la “inoperancia del Estado” se reafirma en la propuesta. “Queremos ser firmes en compromisos legales y morales ante los que necesitan protección”, ha defendido.

Preocupación

Para la Generalitat, “este no es un pasaje difícil más”, sino “uno de los hitos más tristes del siglo XXI”. Delante de eso, el president ha subrayado que “las respuestas” que se tienen que dar hoy desde el Foro tienen que ser “humildes, pero muy ambiciosas”. “Ambición sin fronteras”, ha puntualizado.

“El Mediterráneo que siempre hemos querido fuente de culturas se convierte en la fosa más vergonzante”, ha denunciado la alcaldesa de Barcelona, que entiende que “si nos queremos poder mirar al espejo cada día tenemos que poder hacer más”. También ha lanzado una advertencia: “Si Europa no pone la vida de las personas en el centro, no tendrá futuro ni autoridad moral para ir por el mundo a dar lecciones”.

Tierra de exilio

Catalunya ha vivido el exilio. Puigdemont y Colau han enfatizado que el país siente con intensidad la crisis actual porque también lo vivió en las propias carnes. Han señalado al 1939, cuando “más de 200.000 personas se vieron obligadas a marcharse después de la victoria del general Franco”.

Con todo, ha explicado Colau, “Barcelona ha sido históricamente una ciudad en que la sociedad civil ha posicionado a favor de la paz y los derechos humanos”. Para hacer llegar mejor el mensaje a las autoridades europeas, la líder de los comunes ha ejemplarizado la implicación de la ciudad por la paz y la resolución del conflicto de los Balcanes.