Ada Colau ha decidido presentar batalla. Si la noche electoral comparecía derrotada y dando por hecho que se le había acabado su etapa al frente del Ayuntamiento de Barcelona, este jueves por la noche acaba de confirmar que quiere optar a la reelección.

Es el resultado de la reunión de la cúpula de Barcelona en Comú, esta tarde. La conclusión ha sido proponer que la actual alcaldesa en funciones presente su candidatura a la investidura "con el fin de seguir impulsando las políticas valientes iniciadas en el 2015 y conseguir un gobierno estable capaz de superar los bloques". La decisión la debatirán y votarán mañana viernes en asamblea los centenares de activistas que orbitan en torno al partido de Colau.

Desde el día siguiente de las elecciones que Colau no comparece en público para dar explicaciones ante la prensa. El anuncio se ha hecho a través de un comunicado horas después de que Maragall y Collboni le hayan exigido exclusividad en las negociaciones. Los comunes aspiran desde el primer día a un tripartito imposible que una a los socialistas y a los republicanos. Las dos formaciones ya han dicho infinitas veces que ésta no es una opción viable porque se vetan mutuamente. A pesar de todo, ella persiste.

El regalo (envenenado) de Manuel Valls

Quedan nueve días para el pleno de investidura. Tanto Ernest Maragall como Jaume Collboni se ofrecen a la actual alcaldesa en funciones para hacer un gobierno de izquierdas, pero con exclusividad. Después de muchos años nadando en la indefinición, a la líder de los comunes no le quedará ninguna otra alternativa que escoger entre la opción independentista (ERC) y la que no lo es (PSC).

Y decidirse por dar el paso y optar a la alcaldía ya es en si mismo una elección. Dinamita las opciones de co-gobernar con Ernest Maragall. O lo que es lo mismo, la aboca a un acuerdo con los socialistas con el apoyo desde fuera de Manuel Valls, que ya ha adelantado que regalará sus votos a Colau.