El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, ha afirmado este lunes que de momento no ha recibido ninguna petición oficial para actuar como mediador entre los gobiernos catalán y central, y ha pedido que haya un diálogo y se busque una salida a la situación actual "sin que nadie salga humillado".
En el almuerzo-coloquio de Barcelona Tribuna, le han preguntado por su papel como posible mediador junto al arzobispo de Barcelona, el cardenal Joan Josep Omella: ha respondido que Montserrat y los monasterios "son lugares en que se intenta establecer puentes y facilitar relaciones".
Ha afirmado que mantienen estos espacios abiertos, tratando de facilitar que haya contactos, y que no ha mediado con nadie, pero se ofrecería su abadía o el monasterio de Poblet: "No podemos dar las posibilidades de diálogo por cerradas a día de hoy. Sería perder la esperanza y perder la confianza incluso en las personas".
"Hace falta hablar, dejar quizás los sentimientos que se puedan tener y que se hayan vivido en este proceso, y sentarse y mirar lo que realmente conviene a la mayoría" de la gente, y ha pedido bajar la tensión social -ha dicho que alguien le ha comentado que médicos, psicólogos y fisioterapeutas tienen más trabajo por la tensión de la gente-.
Al preguntársele qué diría a Rajoy y Puigdemont, ha dicho que los invitaría a cenar, les diría que le parece que hay base para hablar, les animaría a buscar soluciones, y a la vez lo encomendaría a Dios: "A Dios rogando y con el mazo dando".
El presidente de la Fundación La Caixa i presidente de Barcelona Tribuna, Jaume Giró, se ha encargado de presentar al abad, y ha hecho repaso de la aportación de Montserrat a la historia del país, cuando “El Virulai era como un himno subterráneo”.
Giró ha asegurado que “la Virgen de Montserrat ha contribuido a la integración de los catalanes de orígenes diversos tanto o más que el futbol” porque es “una síntesi de la religiosidad mariana y del talante integrador catalán”.
"La Iglesia tiene que ser un lugar abierto a todo el mundo"
Sobre si está de acuerdo en que hay división social en Catalunya, ha contestado que "se podría hablar de confrontación, pero decir que está dividida aún no se puede decir", y ha llamado a trabajar para evitarlo y a dialogar respetando a las personas y sus ideas.
Ha destacado que el diario del Vaticano 'L'Osservatore Romano' reflejó tres días en portada la situación de Catalunya, además de pedir diálogo, como también hizo la Conferencia Episcopal Española (CEE), que considera que pidió respeto a los pueblos que forman el Estado, y tiene la impresión de que se valora la opinión de los obispos catalanes.
También ha defendido que 400 religiosos catalanes se posicionaran a favor del derecho a decidir, porque como ciudadanos tienen derecho a opinar, aunque no lo hicieron a favor o en contra de una supuesta independencia, y ha asegurado que "la Iglesia tiene que mantener el ser un lugar abierto a todo el mundo", se tengan las creencias que se tengan.
Preguntado por los traslados de sedes sociales de empresas, ha respondido que no es especialista en economía pero le parece preocupante porque, cuando algunas empresas se fueron del País Vasco por ETA, no volvieron.