El 23 de abril, Diada de Sant Jordi, también tiene una efeméride destacada: la del rey emérito, Juan Carlos I, negando la mayor sobre la lengua castellana el año 2001: "Nunca fue la nuestra, lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se le obliga nunca hablar en castellano: fueron los pueblos más diversos los que hicieron suya, por voluntad libre, la lengua de Cervantes". Este discurso lo pronunció en el marco del premio de literatura castellana Miguel de Cervantes –en Alcalá de Henares- y provocó la indignación de muchos.

Pero eran otros tiempos, el PP gobernaba por primera vez con mayoría absoluta. Los partidos vascos y catalanes se mantuvieron en un segundo plano pero enmarcados en aquella época, la polémica no fue más allá del titular. El más crítico fue el entonces president de la Generalitat, Jordi Pujol que lamentó personalmente y como president, las palabras del Rey y recordó que en Catalunya, con la transición, "se hizo tabla rasa de un pasado que ahora parece resucitar". Por su parte, el socialista y líder de la oposición al Parlament, Pasqual Maragall, aseguró que tenía que estudiar el discurso para opinar: "Supongo que el castellano se impuso en América Latina pero en Catalunya sí fue impuesto, y bien que lo sabemos".

El entonces secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Josep-Lluís Carod Rovira, calificó las palabras del rey como "un ataque a la memoria y una falsedad" y recordó que Jordi Carbonell, entonces presidente de los republicanos, fue torturado al principios de la década de 1970 en los calabozos de la policía por negarse a hablar en castellano. ERC presentó en el Parlament una moción de reprobación. Posteriormente, los gobiernos catalán y vasco exigieron una rectificación pero la Casa del Rey se negó, alegando que no tenía la costumbre de rectificar.

La tradición borbónica

Tal como explica el historiador Marc Pons a ElNacional.cat, la familia del emérito ha sido la encargada, de una forma tradicional, de imponer esta lengua: "Felipe V, el primer Borbón hispánico y su abuelo séptimo, impulsor del Decreto de Nova Planta que destruía el sistema foral catalán; Carlos III, su abuelo sexto, impulsor de la prohibición de celebrar juicios en catalán y de tener libros de contabilidad en catalán; Fernando VII, su abuelo cuarto, impulsor de la reactivación de la ley (redactada por Carlos III) que prohibía la enseñanza en catalán; y Alfonso XIII, su abuelo primero, colaborador de la dictadura de Primo de Rivera que fundió la Mancomunitat y desató una persecución brutal contra cualquier expresión de catalanidad".

Del discurso de Juan Carlos, hoy se cumplen veinte años. Mirando atrás, entonces estaba a las puertas de los primeros escándalos como la cacería de elefantes, su amante Corinna y las sociedades en paraísos fiscales para blanquear dinero. De forma gradual pero la crítica que ahora se haría podría tener, cuanto menos, un espacio público para poder pronunciarla.