¿Cuando os cae un diario o una revista de papel en las manos, la hojeáis a ver si os llama la atención algún artículo o vais a lo que vais? ¿Cuando buscáis las noticias en un periódico digital, como ElNacional.cat, los ojos hacen una búsqueda prospectiva o buscáis columnas concretas? Una estrategia para mantener el interés del lector genérico, con perfil amplio, es la mezcla de diferentes tipos de artículos, opiniones, noticias de última hora, anuncios y secciones de temáticas diferentes. Las revistas científicas más reconocidas (Science y Nature) tienen unos 150 años de antigüedad y surgieron como semanarios para mantener informados a los científicos y estudiantes de los avances en múltiples disciplinas, evitando los estrictos límites formales de las sociedades científicas de la época. Aunque los artículos que se publican son mayoritariamente de ciencia de altísima calidad, buena parte de lo que podemos encontrar son otras cuestiones colaterales que también nos interesan a los científicos, manteniendo este espíritu de semanario. Vendrían a ser como magazines científicos, similares a las revistas y diarios generalistas que todos leemos y, por eso, tratan de todo un poco, incluyendo los anuncios de oferta de trabajo, comentarios editoriales, noticias de última hora, artículos de periodismo científico, un batiburrillo. Eso hace que muchos de los que leemos esta revista buscando artículos que serán referencia en nuestros campos respectivos, siempre tenemos un ojo abierto que pasa por encima de las otras secciones. Y sí, evidentemente, todos tenemos una sección que no nos perdemos. Una de las que más me atrae se titula "Dónde trabajo" (Where I work). Es una sección en la cual cada semana un científico diferente explica en primera persona cómo es su puesto de trabajo, el lugar donde más se concentra y donde surgen las mejores ideas.

Quizás pensaréis que eso no tiene ningún interés, pero la verdad es que encuentro que se trata de un viaje introspectivo fascinante al centro del pensamiento científico, crítico o creativo. Hay algunos de los científicos, más de campo, que se dedican a los estudios geológicos o de biodiversidad, que explican que su laboratorio es la naturaleza. Las fotos del espacio donde trabajan siempre son vistas espectaculares, sean unas islas remotas en medio del océano, el delta de un río o el desierto. Muchos de los científicos que trabajan frente al ordenador muestran un despacho entre paredes, que puede ser muy amplio y con mucha gente, o un espacio pequeño donde las pantallas y las conexiones son omnipresentes. Siguiendo los tópicos, nos esperaríamos que los científicos que hacen investigación en laboratorios experimentales vayan vestidos con bata blanca y trabajen ante una mesa llena de micropipetas, frascos de tapones de colores y gradillas, pero lo cierto es que la mayoría de científicos de bata que salen no están trabajando en el laboratorio, sino que son jefes de grupo que piden financiación, escriben artículos y discuten diariamente sobre los resultados de los experimentos que hacen los miembros de su grupo, por lo cual, el puesto real de trabajo donde pasan más horas al día es un despacho al lado del laboratorio.

Nuestro espacio de trabajo dice mucho de nosotros, más allá de cómo trabajamos y de qué trabajamos. Contiene fragmentos de nuestra vida, es un reflejo de lo que somos

Hay textos de todo tipo, una ventana a la mente humana. Una de las opiniones que me gustó fue la de Paul Nurse (que recibió el Premio Nobel del 2001 en Fisiología y Medicina porque identificó en levaduras algunos de los genes más importantes para la división de las células ―un proceso que está desregulado en muchos cánceres― y que es el protagonista de una historia genética sorprendente (que ya explicaré otro día). Paul Nurse es, a estas alturas, director del megacentro de investigación Francis Crick Institute en el Reino Unido, que ocupa el equivalente de 13 campos de fútbol (para los estándares de los investigadores de laboratorio es un centro enorme). En este centro, el atrio central tiene todas las paredes exteriores e interiores de cristal templado, y Nurse comenta que le gusta poder pasear por los pasillos cuando quiere pensar, que cuando está atascado en un problema o una cuestión, le ayuda mucho poder mirar al infinito sin obstáculos y perderse en sus pensamientos mientras percibe a la gente ocupada, trabajando. Un espacio de contemplación. También dice que bascula entre estos momentos de libre pensamiento, con el trabajo de alta concentración. Es un Premio Nobel, algo podemos aprender.

Otros investigadores, en este caso una neurobióloga, tiene una oficina especialmente ordenada, llena de libros bien colocados en los estantes, y una mesa donde cada objeto tiene su lugar, algunas fotos de su familia personal y de su familia científica, mentores y estudiantes. Considera que su oficina es muy acogedora, y que cuando discuten los resultados y las nuevas ideas con su equipo, encontrarse en medio de un espacio ordenado, donde todo tiene su sitio, los ayuda a ser más precisos y esmerados. Otro científico, que trabaja en enfermedades neurológicas y psiquiátricas humanas, en cambio, dice que le incomodan los espacios asépticos y blancos, que asocia a su pasado de estudiante, y quiere crear, en cambio, entre las cuatro paredes blancas del laboratorio, un espacio lleno de personalidad, donde coloca piezas antiguas y cuelga muchos cuadros que él mismo ha pintado. Cuadros llenos de imágenes de animales salvajes que lo ayuden a compensar algunos de los resultados más oscuros sobre el cerebro humano y sus patologías.

Que el espacio de trabajo es importante y personal, lo vemos subliminalmente en muchas películas. Fijaos en que cuando echan a alguien de su trabajo, le dan unos minutos para vaciar su puesto de trabajo, y en aquella "dropbox", esa caja de cartón, tan simbólica, la persona despedida desnuda su puesto de trabajo de todo aquello que le permitía hacérselo suyo, se lleva la huella de su personalidad, para volver a hacerlo aséptico y vacío.

Ya veis que hay diferentes maneras de buscar o crear un espacio donde nos podamos concentrar y trabajar. Mi gran ilusión, cuando era estudiante, era tener una mesa muy grande, donde distribuir libros y apuntes, con una luz potente y enfocada que me permitiera aislarme del exterior oscuro, con el fin de concentrarme sin estorbo. También me gustaba (y me gusta) ir a un bar, donde el ruido ambiental de conversaciones sin gritos ni sobresaltos me permite desconectar y también aislarme de estímulos externos. ¿Y vosotros? Haced este ejercicio de autoconocimiento. ¿Cómo os concentráis más? ¿Qué ambiente, qué muebles, qué vistas, qué acciones os permiten entrar en vuestro rincón más creativo? ¿Y cómo es vuestro puesto de trabajo? ¿Os sentís a gusto y con vuestra "firma"? ¿Tenéis pequeñas cosas que lo personalizan? Quizás son objetos que os hacen gracia, recuerdos... ¿un muñequito, un dibujo de vuestros hijos, la foto especial de un viaje, una taza para tomar el café? ¿O sois de los que sólo hay un espacio perfectamente alineado porque os permite sentiros en una zona de control? Caótico, ordenado, artístico, minimalista, funcional, saturado...

Nuestro espacio de trabajo dice mucho de nosotros, más allá de cómo trabajamos y de qué trabajamos. Contiene fragmentos de nuestra vida, es un reflejo de lo que somos.