El 19 de mayo de 1960 tuvieron lugar los hechos del Palau de la Música. En el homenaje al centenario del nacimiento de Joan Maragall (i Gorina), con presencia de ministros de Franco, entonando el prohibido Cant de la senyera, un grupo de jóvenes se levantó y tiró unas octavillas tituladas Os presentamos al general Franco. Un texto escrito por Jordi Pujol. Hay que leer el último punto del manifiesto. Leído hoy, hace estremecer. Dice:

"El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ​​ha escogido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre prisionero. Por eso el Régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública y económica. Como se hace en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo esté embarrado, todo el mundo comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un opresor, es un corruptor".

Años más tarde, Jordi Pujol fundó un partido, Convergencia Democrática de Catalunya, que gobernó el país durante 23 años y unos cuantos más con Artur Mas. Pero el partido desapareció, sobre todo, por la sentencia del expolio del Palau de la Música, allí donde nació el mito Pujol. La justicia condenó al partido a pagar 6,6 millones de euros recibidos de la trama. El dinero lo pagaba Ferrovial a cambio de obra pública.

"Como se hace en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo esté embarrado, todo el mundo comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un opresor, es un corruptor"

Franco, además de un dictador y un asesino, era un corrupto, cierto. Sólo hay que ver la fortuna que hizo la familia partiendo del simple sueldo de un general, con Cristóbal Martínez-Bordiú, el yernísimo marqués de Villaverde, en un papel estelar. Una de las empresas en las que entró fue Construcciones y Contratas S.A. Ernesto Koplowitz, un judío alemán, llegó a España en los años 40 huyendo de Hitler. Encontró trabajo en AEG y se supo mover en la España de la posguerra con las reglas del juego del régimen. Se quedó con Construcciones y Reparaciones SA, propiedad de un concejal falangista de Madrid, le cambió el nombre e hizo fortuna con la concesión exclusiva del alumbrado y el alcantarillado madrileño, con el marqués de Villaverde en el consejo de administración. La lástima es que en 1962 se cayó de un caballo en el Club de Campo y murió con una fortuna de 2.000 millones de euros. Resultó que el hombre tenía cinco hijos de tres mujeres diferentes. Resumiendo, el clan de El Pardo favoreció a Esther, que tenía 12 años, y a Alicia, que tenía 10, hijas de Esther Romero de Joseu, condesa de Peñalver, y el holding fue gestionado por los ejecutivos de El Corte Inglés. según explica el periodista Mariano Sánchez Soler. La historia es digna de una serie —ríete tú de The Crown—, pero el caso es que forma parte de la lista de empresas y familias que se hicieron ricas en el franquismo y que mantienen su poder.

La fusión de Construcciones y Contratas con la catalana Fomento de Obras y Construcciones dio lugar en 1992 a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), ahora en manos de Carlos Slim, pero aún con Esther Koplowitz, marquesa de Casa Peñalver, en el accionariado, y su hija Esther Alcocer Koplowitz en la presidencia. Curiosamente, FCC es la empresa que en agosto de 2003 compró el vertedero de Vacamorta, con el que Jordi Pujol Ferrusola, uno de los tres propietarios, aunque escondido detrás de empresas pantalla, ganó 5,5 millones de euros, según el juez José de la Mata. El vertedero, aprobado por el gobierno de Jordi Pujol, terminó siendo declarado ilegal, un episodio recordado en el 30 minuts de esta semana. Y ahora, si quieren, vuelvan a leer el último punto del manifiesto.