La decisión de la OTAN de imponer a los Estados miembros de la alianza una contribución en gastos de Defensa del 5% del PIB es una barbaridad sin sentido que, ponga lo que ponga el papel, no cumplirá ningún gobierno, ni siquiera el gobierno de los Estados Unidos. Ningún gobierno se enfrentará a sus ciudadanos por un gasto descomunal que no tiene otra justificación que la exigencia arbitraria de Donald Trump a los que trata como sus vasallos.
En este sentido, la posición adoptada por el presidente español, Pedro Sánchez, negándose públicamente a asumir el compromiso, ha sido una nueva demostración de su habilidad para hacer de la necesidad virtud. Lo necesitaba allí para no caer aquí pero, alerta, porque más allá de la politiquería doméstica, la actitud de Sánchez marca un precedente globalmente importante que tendrá inevitables e interesantes consecuencias. Quizás muy discretamente, pero más pronto que tarde otros jefes de Estado y de Gobierno utilizarán el precedente de Sánchez para escaquearse de un compromiso imposible.
La ocurrencia de Trump obligaría a los europeos a aumentar su cuota en 510.000 millones de euros más cada año. Por poner un ejemplo externo pero próximo, a Francia le tocaría aumentar su presupuesto en 130.000 millones hasta llegar a los 250.000 millones. El primer ministro François Bayrou no ha conseguido este año que la Asamblea le apruebe los presupuestos generales por demasiado conservadores y los ha tenido que imponer por decreto. Las protestas en las calles de París y en las carreteras son el pan de cada día. Imaginemos el descalabro que supondría aumentar los impuestos y recortar servicios para satisfacer a Donald Trump.
Ningún gobierno se enfrentará a sus ciudadanos por un gasto descomunal que no tiene otra justificación que la exigencia arbitraria de Donald Trump a los que trata como sus vasallos
El dato del 5% lo improvisó Trump porque antes su predecesor, Barack Obama, había reclamado a los europeos que llegaran al 2% y él, chulito como es, tenía que exigir más del doble. El 5% es un dato absolutamente arbitrario que no está justificado por ninguna necesidad. De hecho, Estados Unidos, siendo por voluntad propia el sheriff del planeta, solo dedica a Defensa el 3,4% de su PIB. Es más que sus aliados europeos, pero algún gasto extra tiene que tener quien pretende dirigir el mundo de acuerdo con sus intereses y con bases militares derramadas por todo el planeta no para ayudar a los aliados, sino para asegurar su liderazgo.
De hecho, han sido los países de la Unión Europea los que, en proporción, más han aumentado el gasto militar los últimos años. De los 240.000 millones de euros de 2022 a los 426.000 millones en 2024 certificados por el International Institute of Strategic Studies, con sede en Londres. Desde 2014, el presupuesto de Defensa de Estados Unidos se ha reducido progresivamente mientras el europeo aumentaba el 30% en tres años. Gracias a eso, la industria militar americana es el sector que ha aumentado más su cotización en los mercados financieros después de las nuevas compañías de inteligencia artificial. Los países de la UE ya superan con creces el arsenal convencional ruso, según los datos de Global Fire Power, y tanto los Estados Unidos como Rusia tienen bastantes armas nucleares para destruir el planeta varias veces...
Se hace difícil entender esta actitud tan sumisa de los dirigentes europeos ante un presidente tan disruptivo como Donald Trump. Quizás falta una Merkel. De momento, por lo que sea, solo Pedro Sánchez le ha plantado cara y eso tendrá consecuencias aquí y allí
Sin embargo, el discurso sobre la necesidad que tiene Europa de aumentar su potencial militar para garantizarse su seguridad desde la propia soberanía quedó ridiculizado cuando Trump dejó claro que todo el nuevo armamento que tienen que adquirir los europeos lo tienen que comprar a empresas americanas, con lo cual la dependencia será eterna y la soberanía un espejismo.
La conferencia de prensa de Donald Trump en La Haya fue el espectáculo más humillante que ha recibido la Unión Europea desde su existencia. Cantó victoria, pero no como los líderes políticos convencionales, sino como el comerciante que se vuelve a casa con la maleta llena de pedidos, orgulloso de su habilidad para engañar a los clientes.
Se hace difícil entender esta actitud tan sumisa de los dirigentes europeos ante un presidente tan disruptivo como Donald Trump. Quizás nos falta una Merkel. De hecho, por lo que sea, solo Sánchez se ha atrevido a plantarle cara y eso nunca sale gratis. Ciertamente, hay una convicción en los Estados Unidos, igualmente entre Republicanos y Demócratas, que la seguridad de Europa la pagan ellos. Es una idea objetivamente falsa. Sí que gastan un poco más, pero no serían primera potencia sin el apoyo europeo. No ejercerían su poder sin las más de 40 bases militares esparcidas por Europa. No son bases solo para defender Europa. Sin ir más lejos, los Estados Unidos no podrían desarrollar las operaciones militares en Oriente Medio sin contar con el servicio de las bases de Rota y de Morón. Hace falta no caer en la demagogia oportunista que ahora utiliza Podemos contra Sánchez, pero si la OTAN se convierte en un peligro para las pensiones o para la sanidad pública, el futuro siempre es incierto y ojo que no vuelva a salir la gente a la calle clamando "OTAN no, bases fuera". Mira por dónde, sería otra pesadilla para Felipe González😉.