Durante estos últimos días de agosto hemos visto resurgir la figura del dictador F. Franco. No me refiero a las reminiscencias que encontramos en las palabras de Inés Arrimadas o Xavier García Albiol afirmando que conocen lazos agresivos (no piensan lo mismo de la simbología franquista), sino en la aprobación del real decreto ley del marketing del PSOE para sacar al genocida del "parque temático del fascismo".

Páginas de diarios y horas de televisión y radio invaden el espacio público con el debate sobre la exhumación los restos del dictador 43 años después, incluso con la presencia de su nieto (Francis Franco) en los platós de televisión de los media nacionales.

Parece ser que no fueron suficiente los 14 años de gobierno de la izquierda nacional española en manos de Felipe González para sacarlo, o los 7 años de "el apoyaré" de Rodríguez Zapatero.

Mucho hablar de Franco y pocas palabras de recuerdo para los 33.847 cuerpos (la mayoría republicanos) que hay depositados bajo la cripta de la basílica del Valle de los Caídos.

La perversión del valle de Cuelgamuros

En el sureste de la sierra de Guadarrama, encontramos el valle de Cuelgamuros, en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), una bonita montaña en medio de la Sierra Madrileña. Nunca antes había tenido la intención de ir, a pesar de tener ahí a mi bisabuelo republicano desaparecido a la batalla del Ebro. Albert Segura de Catalunya Ràdio nos propuso ir para grabar el programa 'Solidarios', acompañados del amigo Joan Pinyol.

A medio camino, entre Madrid y la población de San Lorenzo de El Escorial, ya se intuye la cruz de la basílica al horizonte. Al llegar, un portón metálico custodiado por varias patrullas de la Guardia Civil a pie de carretera indican la entrada. Después de abonar religiosamente los 9 € de entrada y enfilar la carretera, que atraviesa bosques frondosos, llegamos a destino.

Sensación de incomprensión al observar la majestuosidad del paraje. Imperiosa, se alza la mayor barbaridad construida en recuerdo a la victoria del frente nacional, en nombre de un dictador fascista. Ni Hitler ni Mussolini lo consiguieron. Franco sí.

Varias construcciones monolíticas custodiaban el acceso a la basílica de 262 metros de longitud excavada en la roca. Dos escudos franquistas a ambos lados recuerdan que en el "condado del Valle" la ley de memoria no tiene validez. Y finalmente, por encima, la cruz cristiana de más de 150 metros de altura.

Frío y silencio roto solamente por los cantos y plegarias de las misas diarias. Dos ángeles custodios vigilan el acceso a la cripta. El mármol no es escaso, como tampoco los vigilantes de seguridad que nos marcan de cerca hasta llegar a las flores frescas que, cada día, acompañan las lápidas de los fascistas Primo de Rivera y Francisco Franco, uno delante del otro. Y en ninguna parte vemos el recuerdo de las más de 33.000 almas que les acompañan en contra su voluntad.

El Valle de los Caídos: la ignominia que nadie quiere afrontar

El Valle de los Caídos es el símbolo conmemorativo del triunfo militar. Un claro ejemplo, de los tres pilares que sustentaban el Régimen Franquista: el ejército (Generalísimo Franco), la Falange (José Antonio Primo de Rivera) y la Iglesia (catolicismo militante impuesto como a valor supremo y omnipresente).

El año 1940, diez mil personas (la mayoría presos obligados con trabajos forzosos) empezaron a trabajar. Muchos murieron durante la construcción, y otros lo hicieron poco después a causa de las enfermedades respiratorias derivadas de años de picar los 200.000 m3 de roca. Trabajadores forzados que después el régimen franquista utilizó para construir las urbanizaciones de lujo de Madrid. Empresas del tejido franquista que hoy cotizan en el IBEX 35.

El 1 de abril de 1959 Franco hacía realidad su sueño, un mausoleo de 1.086 millones de pesetas (226 millones de euros). Hoy, acoge una abadía Benedictina, un colegio, el internado de la escolanía, un hotel, un hostal y un restaurante. El resorte del Franquismo donde se celebran "bodas, bautizos y comuniones". La abadía recibe anualmente de los presupuestos del Estado 340.000€. Mantener "El Valle" le costó a Patrimonio Nacional 2 millones de euros el año 2014; 2,5 m€ el 2015 y 1,8 m€ en el 2016.

¿Y entre todas estas cifras, qué impide sacar a los más de 33.000 difuntos que hay en el interior?

La trama que gobierna inexorablemente el 'Condado del Valle'

Patrimonio Nacional atribuye la propiedad al Estado. El Estado dice que sólo lo administra provisionalmente y no tiene autoridad sobre el prior. El prior vive a costa del Estado, pero el Estado no tiene poder de decisión sobre él. La Conferencia Episcopal Espanyola tampoco lo aclara, y menos la Santa Sede. A esta situación surrealista se le suma el convenio de 1958 con la Fundación de Santa Cruz del Valle de los Caídos. Una fundación que gestiona millones de euros y que nunca ha tributado como fundación. Tampoco ha rectificado después de recibir una advertencia del Tribunal de Cuentas. La impunidad tributaria y el espolio continúan bien vigentes 80 años después.

Una de las más de 33.000 historias olvidadas

"Abuelo, te voy a sacar de aquí". Estas fueron las palabras de Joan Pinyol (Capellades, Anoia) cuando supo que su abuelo, Joan Colom Solé, había sido trasladado "al Valle" con nocturnidad, sin el consentimiento y contra la voluntad de la familia.

Joan descubrió en mayo de 2008, mientras leía en la revista Sàpiens, que los restos de su abuelo no estaban en Lleida, sino en el Valle de los Caídos. El 21 de julio de 1965 profanaron su tumba y la de 501 más. En 1990 lo volvieron a trasladar dentro de la misma basílica. Centenares de traslados de cementerios sin ningún tipo de autorización y consentimiento familiar, con el único objetivo de rellenar el mausoleo.

Desde entonces Joan mueve cielo y tierra para sacarlo del lado de su célebre verdugo. Él es un ejemplo de los millares que luchan por recordar la injusticia por la que perdieron la vida para defender su tierra. La misma que hoy parece que nos quieren volver a expropiar.

Un país de amnesia colectiva e impunidad

Las promesas de Pedro Sánchez recuerdan las de Zapatero. Una ley de memoria de 2007 que alarga la impunidad de los vencedores. Sentencias de sumarios franquistas todavía vigentes. Catalunya las anuló en el 2017, Alemania en 1998 e Italia en 1944.

El marketing del PSOE con la exhumación de Franco desvía la atención de lo que es primordial en este país: la exhumación de miles de fosas comunes y la recuperación de los más de 140.000 desaparecidos. Sin olvidar que el Estado Español es el 2º país del mundo en número de personas desaparecidas, sólo por detrás de Camboya, donde el general Pol Pot asesinó en más de 1,5 millones de personas.

"Abuelos, bisabuelos, os sacaremos de allí".