No quiero parecer un obseso sediento de verdad y justicia en un país donde no existe ni una cosa ni la otra. Pedro Sánchez tiene el desgraciado honor de heredar este adjetivo calificativo franquista y ser el último Caudillo de España.

Tal como ha informado El Nacional, dos medios de comunicación internacionales han puesto el foco sobre el estado español, y no precisamente para explicar que es el líder en transparencia, democracia o derechos humanos, sino todo al contrario.

La revista norteamericana The New Yorker y el semanario alemán Die Zeit han publicado reportajes sobre la sorprendente continuidad e impunidad del franquismo (ergo, fascismo), después de los más de 40 años de la muerte del dictador en su cama.

The New Yorker, la publicación cultural considerada como la más importante del mundo, lo titula con un contundente: "Spain's Open Wounds" (Las heridas abiertas de España). Un país que blinda la fundación de un genocida y que genera beneficio con su mausoleo.

Die Zeit, el semanario de información alemán, se mofa con el titular "Wohin mit Francos Knochen?" (¿Qué hacemos con los huesos de Franco?), mientras ironiza sobre los problemas que se le han generado a Pedro Sánchez después del anuncio publicitario de sacar al dictador de su guarida. Un caso excepcional y único que hace imposible repetir una situación similar en ningún otro país europeo.

Perspectiva internacional ante el evidente silencio atronador. El estado español es una aberración democrática. Un país que continúa inmerso en los vestigios del franquismo. Una justicia española que es cómplice de los crímenes perpetuados antes, durante y después de la dictadura. Con el cobijo político desplegado por los diferentes gobiernos que han avalado una farsa democrática manchada de sangre. Impunidad criminal blanqueada por un régimen que se ha perpetuado hasta el último presidente, Pedro Sánchez.

La extrema derecha se puede presentar como acusación particular contra el proceso de los líderes independentistas, en cambio, miles de víctimas olvidadas no pueden declarar en un proceso judicial contra los crímenes del franquismo

La apropiación de la memoria por parte del régimen ha generado un trato a las víctimas del franquismo de "apartheid funerario". Con la muerte de Franco el año 1975 se acabó el autoritarismo oficial, pero continuó el oficioso. La Transición protegió a los delincuentes y los equiparó al rol de víctimas.

Las leyes de amnistía se implantaron en la mayoría de países que acabaron con las dictaduras militares, las cuales, finalmente, acabaron derogadas. En el estado español la ley de amnistía ha recibido la protección y la defensa del establishment politicojudicial nacional, erigiéndola como el baluarte que representa uno de los pilares de la democracia.

La única investigación que se ha realizado al franquismo acabó apartando de la carrera judicial a su impulsor, el juez Baltasar Garzón, gracias al ímpetu de la Fiscalía del Estado y a la denuncia de dos grupos de extrema derecha. ¿Les suena?

Oriol Junqueras y Raül Romeva han pedido cinco sillas en la sala del Tribunal Supremo para la presencia de observadores internacionales para comprobar cómo se los juzga como víctimas de la parodia judicial orquestada por la Filarmónica del maestro Carlos Lesmes. Pero la veloz (cuando le conviene) e implacable Fiscalía General del Estado ya se ha pronunciado apelando a la falta de idoneidad y tratando a los encausados de estúpidos, ante la evidencia de la imponente transparencia que generará televisar el juicio. ¡Ilusos!

Este juicio político nos brindará la estridente imagen de ver sentados juntos a los dos "compi yoguis", el ministerio público y la ultraderecha. La fiscalía ("te lo afina") sentada al lado de la acusación particular de Vox; el defensor del pueblo al lado del defensor del imperio de la ley manchado por la podredumbre de un régimen que no está dispuesto a morir.

La ultraderecha fascista siempre está cuando se la necesita. A quien ose investigar el franquismo, ¡una de Vox! A quien ose cuestionar la indisoluble unidad de España, ¡otra de Vox! A quien ose cuestionar quién lleva los pantalones en casa...

El PP y su hijo ilegítimo, Vox, nunca han querido una ley de memoria porque son los hijos del franquismo

Perversión del sistema judicial español que utiliza las herramientas del código penal para destruir a cualquier persona que ose hacer tambalear el statu quo. Violación del derecho penal con un cúmulo de irregularidades que vulneran los derechos fundamentales de los líderes independentistas encausados y quienes ven vulnerado el derecho de tener un juez imparcial y predeterminado a ley.

Ya lo ven, el doble rasero de la justicia española. La extrema derecha se puede presentar como acusación particular contra el proceso de los líderes independentistas, en cambio, miles de víctimas olvidadas no pueden declarar en un proceso judicial contra los crímenes del franquismo, bloqueado por la misma justicia española. La misma que se niega a reconocer el principio de jurisdicción universal y bloquea los procesos penales para investigar los crímenes del franquismo iniciados en Argentina. Los mismos tribunales de excepción (tribunales de orden público franquistas) que ahora juzgarán a los líderes independentistas.

Malos vaticinios para el futuro de este país, que no es muy esperanzador. Es vox populi que lejos de abrir las zanjas que contienen miles de cadáveres, no descarto que quieran cavar nuevas para sepultar todos aquellos que van contra los principios del movimiento del Régimen del Tricornio, los caballeros del Apocalipsis fascista, los generalísimos Casado, Rivera y Abascal.

La "ley de la concordia" que quieren impulsar en Andalucía los trifachitos (ante la propuesta de derogación de la ley de memoria del Estado) promete. El PP y su hijo ilegítimo, Vox, nunca han querido una ley de memoria porque son los hijos del franquismo. Les genera esquizofrenia aparentar ser un partido democrático y tener que condenar el franquismo, cuando Franco es para ellos el santo padre glorioso. Y con la bendición del escurridizo prófugo pactista Albert Rivera, quien representa el fascismo encarnado en un partido que abandona el Parlamento cada vez que se habla de franquismo.

El frívolo y cosmético Pedro Sánchez es el tirano heredero que abandera en toda esta España. El país que glorifica la impunidad del fascismo y lanza a los perros a los líderes independentistas. Venganza y rencor que hace patente el caudillismo perpetuo imperante, a la espera de que la ultraderecha fascista elimine el fino velo tejido con el quebradizo hilo de democracia para volver a gritar "¡Una, Grande y Libre!".

Tiempo al tiempo.