A los que no conozcan el llamado monumento conmemorativo de la Batalla del Ebro, los invito a visitarlo, no los dejará indiferentes, la barbaridad franquista que perdura y que es difícil comprender por qué. Lo encontrarán delante de la catedral de Tortosa, inmóvil durante más de 50 años. El monumento franquista de Tortosa es la viva imagen de la perpetuación del franquismo institucional y sociológico.

No los engañaré, el monumento franquista en medio del Ebro hace daño a la vista, incrementa la herida a los que perdieron la guerra y perpetúa la victoria nacional. Por este motivo fue construido, para recordar la victoria franquista y la masacre que supuso la Batalla del Ebro; para dejar la herida abierta a la tierra que lo vivió y lloró; para recordar que el fascismo venció a la democracia.

¿Dónde, cuándo, quién y por qué se construyó este monumento? La pilastra de hormigón es una de las que sustentaban, antiguamente, el puente de la Cinta de Tortosa y que los republicanos dinamitaron en abril de 1938. De la base salen dos pinchos de hierro en forma de pirámide que se erigen hacia el cielo. La más alta se eleva hasta los 26 metros, con una gran cruz de San Jaime y coronada por la estatua de un soldado con el brazo derecho totalmente estirado con una estrella metálica. El pincho más pequeño se eleva hasta los 16 metros y presenta una enorme águila metálica franquista en la punta.

Los impulsores, tres sospechosos de ser poco de izquierdas: Rafael Fernández Martínez, gobernador civil de Tarragona, Antoni Soler Morey, presidente de la Diputación de Tarragona, y Joaquim Fabra, alcalde de Tortosa. El motivo, la celebración ―el año 1964― de los 25 años del fin de la Batalla del Ebro y de la Guerra Civil, lo que los franquistas denominaron "25 años de paz" ―25 años de purga, represión y asesinatos a diario―. El emblema del franquismo en el Ebro quedaba inaugurado el 26 de junio de 1966 por el mismo Franco.

¿Y por qué ha perdurado tantos años? Muy sencillo, digámoslo claro: porque no lo han querido eliminar. Porque quien ha tenido la potestad y la capacidad de hacerlo no ha querido y lo ha aceptado, lo ha permitido, lo ha prolongado y, de esta manera, ha dado validez y legitimidad al verdadero motivo por el cual Franco lo puso allí. Nada del recurrente argumento "monumento para la reconciliación", todo lo contrario, para mantener la llaga, para tatuar quien ganó y quien perdió.

¿Y quién lo ha permitido? Primero, la falta de voluntad política de los que han gobernado a la ciudad y, después, por la decisión de la ciudadanía de Tortosa ―los que están a favor de mantenerlo―, aceptando así el resultado de la consulta impulsada por Ferran Bel, el alcalde en aquel momento.

Si no tienen valor de sacar el monumento, que nos lo dejen a nosotros y lo haremos con nuestras manos

Poca gente recuerda que antes de la consulta popular no refrendaria para decidir el futuro del monumento celebrada en mayo del 2016 ya había habido dos intentos previos. El primero en el 2010 e impedido por CIU y el PP y, el segundo, en el 2015 e impedido, de nuevo, por CIU, PP y Plataforma per Catalunya. Ya lo ven, cuando se trata de tocar el San Cristo grande, todos a una.

Y aún otro hecho relevante. En marzo del 2016 se presentaba una moción en el Parlament de Catalunya que instaba a retirar el monumento franquista. Y digo que fue relevante porque, por primera vez, se dio libertad de voto a los diputados republicanos y convergentes ―y independientes― que formaban parte del grupo de Junts pel Sí. Entre republicanos y convergentes, sin embargo, grandes diferencias: mientras CDC apostaba por la excusa de que se tenía que proteger "la autonomía local" sobre la titularidad del monumento, y votaron en contra; republicanos y cupaires pensaban más bien al contrario, sacar a Franco del río Ebro. ¿Y saben quién defendió la propuesta de CDC? Pues la misma Meritxell Roigé, la actual alcaldesa de Tortosa ―entonces teniente de alcalde―. El resultado fue muy ajustado: 43 votos a favor y 42 en contra, gracias al error en la votación del diputado Germà Bel ―se equivocó de botón―, con el president Puigdemont votando en contra y la presidenta Forcadell a favor.

La votación del 26 de mayo del 2016 para sacar el monumento o reinterpretarlo tuvo una participación muy baja, un 29,73%, y ganó la opción de reinterpretarlo por un 68,7% hacia un 31,25% que prefería retirarlo.

¿Ustedes han visto que se haya reinterpretado? Yo tampoco. No se ha movido ni un milímetro. Excusas y burocracia para evitar sacarlo. Primero con la excusa de que quién tenía que pagar la reinterpretación, ya que se construyó con dinero de la Diputación de Tarragona, ayuntamientos y otras entidades. Después que, como está en medio del río Ebro, es la Confederación Hidrográfica del Ebro quien es titular y así hasta la semana pasada.

El pasado 10 de septiembre la CUP Tortosa presentaba una moción que instaba al gobierno municipal a retirar varios vestigios franquistas que todavía perduran en la ciudad. En la moción no incluyeron la retirada del monumento franquista del Ebro para intentar buscar consenso y poder aprobarla. El resultado, el de siempre: Junts per Tortosa (JxCat), PSC y Ciudadanos en contra y la CUP, Movem (Podemos) y ERC a favor.

Y otra vez la recurrente excusa: "el Ayuntamiento no es competente para retirar algunos del elementos que constan a la moción". ¿Y si dice "algunos", los que sí que pueden, como son las placas del Instituto Nacional de Vivienda, tampoco? Ver votar a JxCat al lado del PSC y Ciudadanos ya lo dice todo, y más en temas de memoria, cuando justo hace pocos días el gobierno del PSOE aprobaba renovar el ducado de Primo de Rivera oncedido por Franco. El posicionamiento del consistorio, que ya han cumplido la resolución judicial que los obligaba a hacer un catálogo sobre los vestigios franquistas ―ya tiene narices que hayan necesitado una sentencia para catalogarlos―, cuando por la aplicación de la ley de memoria española y la misma ley del memorial democrático de Catalunya ya lo hubieran podido hacer.

Ahora la nueva excusa es esperar la nueva ley de memoria catalana que obligará a sacar el monumento. ¡Ver para creer!

JxCat se excusa con resoluciones, propuestas de ley y con el hecho de que no es competente para eliminar el franquismo de sus calles. El sentido común nos dice que el franquismo no se debate, se elimina.

Si no tienen valor de sacar el monumento, que nos lo dejen a nosotros y lo haremos con nuestras manos. Porque venimos de lejos, porque tenemos abuelos, tíos o conocidos que se dejaron la piel por esta tierra, porque lucharon por vencer el fascismo y no lo consiguieron, porque llevamos en el ADN sus valores, porque continuamos su lucha y "¡porque tenemos la razón y tenemos la fuerza!".

Y lo haremos por Josep Rodríguez i Martínez, alcalde republicano de Tortosa fusilado por el franquismo, y por la dignidad de tantas y tantos. ¡Eternamente alzados para vencer el franquismo!