¿Qué, ya ha visto los tuits que hizo, verdad? Es un racista, supremacista, separatista, golpista, talibanista, radicalista, fanatiquista, xenofobista... Y todo lo que acaba en ista. Ah, y títere. Y hombre de paja. Y presidente-conserje. No, y espere, que Joaquín Leguina ha salido del sarcófago, y mientras excretaba un eructo de solysombra (por vía oral), le ha llamado "gilipollas" e imbécil.

Y parece broma sí, pero todo eso y más se lo hemos dicho hoy los señores Caverna a Quim Torra. Porque aquello suyo de los tuits es muy grave. Y claro, ¿por qué esperar a que diga nada? Sí, este mediodia ha pedido disculpas. Y quizás hable del tema durante el discurso de investidura de este sábado y situará los tuits en un contexto. Y quizás los argumentará. 

Pero no, aquí primero se dispara y después se pregunta. Es el pimpampumismo constitucional. Por cierto, y hablando de la Sagrada Constitución. El derecho a poder defenderse antes de ser acusado está recogido en el artículo 24.2. Y en la ley de Enjuiciamiento Criminal, artículo 739, podemos leer que los procesados, antes de ser condenados, tienen derecho a que les sea concedida la palabra, si la solicitan. A los procesados sí, pero a Quim Torra no. Para la Caverna, la Constitución y la Ley son sagradas dependiendo del día y del humor. Y las aplicamos a gusto. Y si no que le pregunten al señor Llarena (¡Viva!).

Total, que a Torra le reclamamos lo que no le reclamamos a otras personas en su situación y que han hecho tuits parecidos. O muuucho peores. ¿Y, sabe por qué? Porque lo que nos molesta realmente es Torra. Y no por que sea Torra. Se podría llamar Tarrés, Bayés, López, Amaya, Smith o Hadji Hacker Omar Ben Hadji Abul Abbas Ibn Haji Dawud al Gossarah. Nos molesta cualquier persona, animal o cosa que sea candidato a president de la Generalitat. Nos molesta la Generalitat y nos molestan los putos catalanes que no son como nosotros exigimos que sean y piensen. Puigdemont es un golpista fugado de la justicia; Jordi Sánchez, un violento que ataca a la Guardia Civil; Jordi Turull, un vulgar procesado; Quim Torra hace tuits gravísimos; Elsa Artadi de pequeña hizo enfadar a su abuela; Eduard Pujol copió en un examen; Laura Borràs pintó un libro que no era suyo; cuando reparte la sopa en su casa, Francesc de Dalmases siempre se sirve una cucharada más que los otros... y así podríamos seguir. Tanto da el nombre. Lo importante es lo que representa.

De hecho, si lo recuerda, cuando Puigdemont fue elegido ya rebuscamos en su pasado y le encontramos una pequeña empresa que había tenido y que relacionamos con oscuras maniobras. Lástima que no nos salió muy bien la cosa por falta de chicha y lo dejamos estar, pero el objetivo de ensuciar su nombre ya estaba conseguido.

Por lo tanto, vayan pasando, que aquí estamos los de la inquisición cavernaria (y tabernaria) para encontrarle pegas incluso a Diospadrenuestro.